Ahora resulta que estos de las derechas han convertido las ruedas de prensa en mítines. Los periodistas tienen que preguntar mientras Abascal o Casado están rodeados de hooligans o gente a sueldo y si la pregunta es incómoda pues se abuchea, se insulta o se rompe una cámara. Así se cercena la libertad de información que es fundamental en una democracia.

Alfonso Guerra acaba de declarar que no apoya la fórmula de las primarias en el PSOE porque «solo conducen al cesarismo». Y lo dice él que fue el todopoderoso número dos del número One que también era el mismísimo «dios», según afirmaba Txiki Benegas, que era Secretario de Organización, y algo debía de saber sobre la cuestión. No digo que otros procedimientos no sean democráticos, pero hombre, parece más correcto que los militantes puedan elegir directamente a su secretario general, o a los candidatos a cargos relevantes. ¡Qué menos! Otra cosa es que no les guste el resultado de la votación, pero es lo que hay, afortunadamente. La verdad es que algunos no quieren militantes sino DNI mudos y clientela para incrementar su poder orgánico y afianzar su propia carrera y el que se mueva no sale en la foto. Ahora el One o el «dios» se ha manifestado en contra de los indultos de Sánchez (los muchos que concedió o negoció él, eran más que justificables, claro), pero, que yo sepa, no ha dicho nada del precio de la energía eléctrica y es un experto en el tema. Y Aznar, otro privatizador, tampoco creo que haya abierto la boca mientras disfruta de sus cuantiosos ingresos. Pero para apoyar la nueva foto de Colón sí tienen tiempo y voluntad. Rosa Díez, ese esperpento político, a la que las urnas ya arrojaron al saco de lo inútil con su partido incluido, ha conseguido aunar a las derechas para atacar al Gobierno legítimo de Sánchez. Porque de eso, y sólo de eso, se trata una vez más.