En mis sueños, de un tiempo a esta parte, escribo columnas que luego no recuerdo muy bien al despertar. En la vigilia intento desenterrar de mi mente esos chispazos oníricos que han ido enhebrando palabras e historias de forma libre y azarosa. Esas columnas ideadas en el mundo de Morfeo poseen una agudeza surrealista fuera de lo común, pero resultan difíciles de extraer. El cerebro a veces es un caos, un torbellino indomable, y el inconsciente es un inconsciente, por definición. Me viene a la mente el famoso microrrelato de Augusto Monterroso: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Me viene a la cabeza tras leer en la prensa que «en Camarillas (Teruel) han encontrado una columna vertebral de más de cinco metros, con al menos 15 vértebras articuladas del cuello y de la espalda de un dinosaurio gigante, perteneciente a una nueva especie sin describir». El dinosaurio todavía estaba allí, 145 millones de años después, en Teruel, territorio de Dinópolis. «Se trataría de un dinosaurio que bien podría alcanzar una longitud superior a los 25 metros», comenta uno de los paleontólogos responsables de la extracción.

Me gusta la idea de desenterrar fósiles del Jurásico-Cretácico, como es el caso. Me encantaría ser un paleontólogo. O un arqueólogo, en su defecto. Como Indiana Jones. Y leo que estos días ha comenzado el rodaje de Indiana Jones 5, y han publicado una fotografía de Harrison Ford (que afronta la película con sus 78 años) caracterizado como el mítico aventurero. Que no le hagan correr mucho, por favor. Que como le suelten una bola enorme detrás me lo desgracian sin remedio.

Esta quinta película de la saga será la primera que no dirija Steven Spielberg, quien por cierto ya nos enseñó unos cuantos dinosaurios en Parque Jurásico… Cuando desperté, la columna seguía ahí, sin escribir.