Esta semana 6.641 adolescentes aragoneses han tenido que enfrentarse a la Evaluación para el Acceso a la Universidad, la Evau, que los más carcamales conocemos como selectividad.

Los que han llegado hasta aquí vienen ya de una buena criba. Desde que iniciaron sus estudios de Primaria, como si de una selección natural se tratara, nuestra sociedad ha ido haciendo su propio repertorio. Por ello, pocos o casi ningún hijo de entornos familiares empobrecidos y vulnerables estará pasando por semejante trance. No siempre es cuestión de tener más o menos luces, sino de nacer en un contexto u otro, y lo mismo que los reyes lo son por su linaje, hay personas que nunca accederán a la Universidad por nacer en familias sin recursos ni apoyos que hagan que la misma sea accesible para ellos.

En los 80 la liamos parda en las huelgas estudiantiles, nos movía que el acceso a la universidad estuviera al alcance de los hijos de la clase obrera. Algún avance se consiguió y miles de jóvenes acudíamos día a día desde nuestros barrios obreros al campus con nuestra carpeta de apuntes y aquella beca que el ministerio nos concedía e ingresaba en la Caja Postal.abía que esforzarse más que otros compañeros porque si no aprobabas no había pasta y sin pasta no había estudios. Se nos presuponía capaces y, por ello, llegaba por anticipado. Ya no es así. Ahora se presupone que vas a fracasar y la beca la consigues con los resultados de final de curso. ¿Cómo hacen las familias para desembolsar por anticipado el coste del curso? Pues ya tenemos otra criba. Si no puedes hacerlo, quédate en casa majete o hipotécate.

Superadas estas cuestiones, ahora… ¿Cómo puedes estudiar aquello que quieres, aquello por lo que tienes vocación? Los números clausus se han constreñido tanto en algunas carreras que ni el 10 es ya la excelencia, y eso que es más que cuestionable pensar que la limitación de plazas responde a la necesidad de profesionales de nuestra sociedad, o si no vean la demanda de personal sanitario y las plazas que ofrece nuestra universidad. Así que, si quieres ser médico, enfermera o vete a saber qué, olvídate, solo podrás conseguirlo si tienes un doce o más o si tus papis nadan en euros y te mandan a una uni privada de esas que en ciudades como Madrid das una patada y salen tres o cuatro.

Desde mi rincón en primer lugar envío un saludo para esos chavalotes que han sudado la gota gorda esta semana y un fuerte abrazo a todos esos docentes que les esperan con los brazos abiertos para dotarles de las herramientas que les hagan ser buenos profesionales.

Y a continuación mando una llamada de atención al ministro, consejera y rectores para que se esfuercen un poquito más en que la universidad no vuelva a ser un espacio de élites, para que se repiensen el modelo de acceso e incluyan cuestiones como la equidad, la vocación y el esfuerzo sin dejar a nadie atrás. Por una universidad pegada al suelo y la realidad social.