Apesar de que la gran mayoría de personas tenemos la sensación de que el tiempo pasa superrápido, que todo va muy deprisa, con la política hay impresiones encontradas. Por ejemplo, el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez solo lleva desde enero del año pasado, aunque a algunos les parezca que lleva una eternidad. El próximo martes solamente hará dos años que es alcalde de Zaragoza Jorge Azcón, mientras que el Gobierno cuatripartito de Javier Lambán no cumplirá los dos años hasta agosto, aunque él es presidente de Aragón desde el verano de 2015. Es decir que hasta el año 2023, salvo causa mayor (tipo el caso de Madrid o similares) no tocan elecciones pero sin embargo, y esto no son impresiones sino realidades, los partidos parece que aprovechan la desescalada total de la pandemia y el tiempo de verano que se avecina para iniciar una etapa nueva pensando en esas renovaciones electorales. Todos los partidos parecen entrar en carrera orgánica, aunque, al mismo tiempo, todos los políticos piensan que falta mucho tiempo para votar y que en la actualidad, el frenesí político provoca una alta volatilidad.

El que más metido en harina está es el PSOE. Primero con las elecciones primarias en Andalucía que pueden marcar un antes y un después y luego porque tiene en octubre su congreso federal en Valencia del que dependerá posteriormente lo que pueda pasar en territorios como Aragón. La delegada del Gobierno en esta comunidad, Pilar Alegría, está inmersa en su ponencia marco sobre educación, universidades, cultura y deportes porque fue la elegida por la ejecutiva federal, algo que puede o no determinar el futuro más inmediato. Aunque en Aragón todo va a depender de Lambán. Si el líder del partido, restableciéndose ahora de la operación de cáncer de colon a la que fue sometido en mayo, se siente con fuerzas para continuar tanto en el PSOE regional como al frente del Gobierno aragonés, nadie le presentará batalla. Ni Sánchez. Incluso los más críticos con el de Ejea (si es que queda alguno) desean totalmente que continúe dirigiendo la política socialista. Creen que no hay alternativa y que se abrirían luchas intestinas dentro de Aragón y con Madrid que en nada les beneficiaría electoralmente. Además, Lambán, al menos aparentemente, no tiene un sucesor claro. Y, puestos a especular, sería más una mujer, aunque puede haber hasta más de dos.

Dentro del cuatripartito, el socio que más convulsión tiene es el PAR del vicepresidente Arturo Aliaga. Después de los feos que le han hecho los críticos de su partido poniéndole en jaque cuando estaba ingresado en el hospital con una enfermedad grave, todo se va a resolver en ese congreso nacional que tiene pendiente y convocado para el otoño. Como telón de fondo, la progresiva caída electoral, las dudas con la continuidad del líder actual, la falta de una figura que sea un revulsivo, y el mal ambiente creado por personas que desde fuera pretenden dirigir el PAR, yendo todas las miradas a José Ángel Biel y Manuel Pizarro. Muchos movimientos e intereses encontrados circulan en torno al PAR.

A dos años vista ya se ha sabido también que el presidente de Chunta Aragonesista (CHA), Joaquín Palacín, no quiere presentarse a las elecciones, por lo que le deja el camino abierto al expresidente del partido José Luis Soro, que al final de la legislatura cumpliría ocho años como consejero del Gobierno aragonés. Otro adelanto llamativo en el ecuador del mandato, y más cuando las encuestas se empeñan en situar a los nacionalistas como la fuerza que recuperaría posiciones tras los últimos batacazos que le sacó hasta del Ayuntamiento de Zaragoza.

Otros que están reconduciendo son los de Podemos y sobre todo tras la salida de Pablo Iglesias. El anuncio, después matizado, de que el diputado por Zaragoza Pablo Echenique puede dejar pronto la política no sorprendió mucho a los de Aragón por cuanto su posición regional es muy débil y ya no le quisieron para repetir en el Congreso. Lo único es que también les faltan líderes de peso y aunque Maru Díaz, la secretaria general regional y consejera se esfuerza, la calle no la siente mucho y en el Ayuntamiento de Zaragoza también hay muchas carencias. La otra salida ya anunciada es la de Equo de la coalición, también a dos años vista, mientras Izquierda Unida sigue sin saber si su destino en Aragón será solo o en compañía.

Con Ciudadanos a la espera de que pase algo, aunque todo el mundo asemeja sus pasos a los de la difunta UPD, el partido de Rosa Díez, (por cierto, la que hoy encabeza la foto de Colón contra los indultos), quizá los más tranquilos en esta reconducción son los del PP. Con Vox tocando techo y tras el triunfo de Díaz Ayuso en Madrid, el viento electoral les favorece, la gestión de Jorge Azcón y la falta de oposición municipal en Zaragoza, también, y hasta el anuncio de Teruel Existe de que van a entrar en competición electoral autonómica y municipal no les incomoda tanto como a PSOE, PAR y Ciudadanos. Pero que nadie eche campanas al vuelo. Falta mucho.

Entramos, así pues, en un verano de estrategias a dos años vista en el que da la sensación de que los políticos se han lanzado a una carrera larga, eso sí.