Esta semana se han cumplido dos años desde la toma de posesión del actual gobierno de coalición entre el partido Popular y Ciudadanos. Dos años marcados por la pandemia del covid-19, que ha capitalizado las necesidades de los vecinos de Zaragoza y los esfuerzos del ayuntamiento durante 16 de esos 24 meses. Las crisis sanitaria y socioeconómica nos han obligado a modificar prioridades de actuación, pero no han alterado un ápice ni los principios ni el objetivo central de este Gobierno, que no es otro que darle la vuelta al mal funcionamiento y la pobre gestión municipal de anteriores legislaturas.

Dijimos que veníamos a cambiar las cosas, a impulsar un modelo distinto de ciudad, centrado en resolver los problemas de sus vecinos y en reactivar Zaragoza, y en ese camino estamos. A pesar de la pandemia, hemos puesto Zaragoza en marcha, siempre con la idea de que lo primero y más importante son las personas y que nuestra obligación es trabajar en atender sus necesidades.

Hay dos características que están marcando para bien esta primera mitad de mandato y que representan un cambio esencial respecto a lo que ha sucedido en legislaturas anteriores. Por un lado, la gran sintonía entre los dos partidos que formamos la coalición y sus respectivas áreas de Gobierno, lo que nos permite una elevada operatividad para ir desarrollando el programa que suscribimos. Por otra parte, el empeño en alcanzar pactos con otras administraciones y los agentes sociales para establecer una política de cooperación que piensa en el beneficio común de los zaragozanos y que ha puesto fin a cuatro años de confrontación estéril en todos los ámbitos.

Nos hemos esforzado mucho en tender puentes para reactivar la ciudad, y lo vamos a seguir haciendo. De un Gobierno de confrontación, polémicas y parálisis hemos pasado a un Gobierno de colaboración, pactos y actividad intensa. Esa actitud es esencial. La nueva realidad nos obliga a un esfuerzo de entendimiento, negociación y gestión para ser útiles al conjunto de la sociedad. La gente no quiere problemas, quiere soluciones. Y en eso ponemos nuestro máximo empeño: no generar problemas desde la política para trabajar en las soluciones que necesitan los vecinos de Zaragoza.

Este Gobierno ha recuperado la normalidad en las relaciones del ayuntamiento con otras instituciones y con el tejido social de la ciudad. Con un objetivo básico: que Zaragoza funcione después de años de bloqueo y parálisis. Las dificultades que genera la pandemia nos han impuesto un desafío administrativo enorme, pero a pesar de ello hemos conseguido desatascar proyectos que estaban enquistados en la ciudad y lanzar otros de una gran envergadura.

La lista es mucho más amplia, pero sí quiero recordar actuaciones singulares como el Bosque de los zaragozanos, la prolongación de Tenor Fleta, Pontoneros, la operación calles, la ampliación de Mercazaragoza, la reforma de la plaza Santa Engracia, Volveremos si tu Vuelves, la conversión completa de la flota de autobuses a vehículos 100% ecológicos, la ampliación del parque Pignatelli, el Plan de Rehabilitación, el barrio solar del Actur, el Hera Drone Hub, la biorrefinería de Urbaser o el nuevo convenio de barrios rurales con la DPZ.

Y eso lo hemos hecho al mismo tiempo que poníamos orden en las cuentas públicas, buscando soluciones al agujero financiero oculto de 103 millones de euros que nos encontramos, reduciendo la deuda heredada de 830 millones en 124 millones, a la vez que hemos rebajado los impuestos a familias y empresas, hemos aumentado las partidas de Acción Social, Servicios Públicos y Cultura como nunca se había hecho antes en este ayuntamiento y hemos realizado un especial esfuerzo para ayudar a los sectores más castigados por la pandemia. Y todo sin un euro de ayuda de ninguna otra institución, es más, al revés, aportando financiación extra al plan de recuperación del Gobierno autonómico a pesar de no estar de acuerdo en la forma en que se planteó.

El avance de la vacunación augura una salida cercana de la crisis sanitaria y nuestro trabajo se centra en reactivar Zaragoza para impulsar la recuperación de la crisis social y económica que ha generado. Desde el primer día de la aparición del covid hemos redoblado nuestros esfuerzos desde el triple compromiso de proteger a las personas más vulnerables, fomentar la reactivación de la actividad económica y mantener la prestación de unos servicios públicos de calidad.

Guiados siempre por la voluntad de hacer de Zaragoza una ciudad mejor para todos. Una ciudad que atraiga inversiones, talento y empleo, como ocurre con el nuevo hospital del grupo Quirón o la fábrica de Becton Dickinson, que proporcione más calidad de vida a sus ciudadanos situándose entre las ciudades que apuestan por el medio ambiente y la sostenibilidad, la innovación tecnológica y el desarrollo de la nueva movilidad urbana. Un reto muy ambicioso que nos hemos fijado como la hoja de ruta para construir la Zaragoza del futuro.