El ansia de inmortalidad del hombre no se corresponde tanto con su vanidad personal como con su destino colectivo. Como individuos, pereceremos irremisiblemente, pero como especie venimos resistiendo desde la aparición del homo sapiens.

¿Hasta cuándo? ¿Estaremos siempre en la tierra, lo haremos como especie dominante, seremos dominados por otras, nos extinguiremos...?

Sobre este tipo de trascendentales preguntas va tramando su extraño, original e interesante ensayo David Farrier, titulado en inglés 'In search of future fossils'. En España se ha traducido como 'Huellas' (Editorial Crítica).

Farrier, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Edimburgo, trabaja, o especula, más bien, con elementos muy dispares entre sí: de la arqueología a la poesía, de la etnografía a los descubrimientos del cosmos.

Su propósito seminal parece vertebrarse en torno a la permanencia o no de futuras huellas nuestras. ¿Qué sabrá el futuro de nosotros? ¿Cómo nos contemplará, clasificará, considerará...? ¿Reconocerá nuestras carreteras, ciudades, embalses y búnkeres, nuestras sinfonías y claves informáticas, nuestras armas y nuestro modo de vivir? ¿O, por el contrario, ya no habrá nada, el mundo habrá desaparecido, todo estará sepultado por explosiones nucleares o por nuevas glaciaciones o erupciones, bajo capas de ceniza o permafrost como el de Siberia, bajo abismos de hielo o agua helada, congelando a los mamuts y a los robots y cegando a los peces de los abismos y a los astronautas?

En el lúcido y perturbador ensayo de David Farrier, el océano se yergue como una fuerza destructora. «El mar está reclamando lentamente la costa oriental de Inglaterra», escribe apocalípticamente. No le falta razón, porque, a un ritmo de unos dos metros por año, las mareas van desgastando esos acantilados, aunque también liberando el pasado remoto y dejando al descubierto pisadas de 850.000 años de antigüedad de un grupo de 'homo antecessor'. Ese tipo de huellas, conocidas como icnofósiles, ofrecen a Farrier «una fugaz y fascinante visión de algunos de nuestros ancestros», cuyo pasado parece estar rozando nuestro presente y cuya aparición «parece la invitación a unirnos a un viaje misterioso».