El Gobierno de Aragón emitió un sorprendente comunicado a última hora de este martes en el que, mediante elipsis, celebraba un acuerdo con el Ministerio de Transportes por las líneas regionales de tren. La nota de prensa era sorprendente tanto por su críptica redacción como por anunciar una reunión entre el ministro José Luis Ábalos y el presidente de Aragón, Javier Lambán, que no estaba prevista en ninguna agenda pública de los dos mandatarios. Pero lo más sorprendente es que en la información celebraban un acuerdo en el que se mantienen los servicios ferroviarios que se pretendían eliminar cuando, en realidad, sí que se suprimen porque serán sustituidos «por una nueva modalidad de transporte». Es decir, que cambian los trenes por taxis y autobuses en aquellas líneas que pasan a Lérida y Valencia desde Monzón y Teruel, respectivamente. Se sustituirán, según la información remitida a los medios, por «una nueva modalidad alternativa, que sería a la carta, a demanda, y completamente digitalizada». Es decir, que el acuerdo contempla el final de los trenes que enlazan con Valencia y Lérida por buses y taxis.

Escudándose en la baja demanda (motivada por las pésimas frecuencias y servicios que ofrecen estas líneas por parte de la operadora) justifican el acuerdo y lo venden como un logro cuando, en realidad, es una pérdida y va en contra de una movilidad sostenible y ecológica como es la que supone el ferrocarril. Ni el Gobierno de Aragón ni el Gobierno central han demostrado voluntad política por hacer una oferta ferroviaria atractiva en favor del ferrocarril como elemento vertebrador del territorio. A pesar del éxito que pretenden trasladar con la información, esta es escueta y mucho van a tener que explicar de las condiciones de este acuerdo. Habrá que conocer la letra pequeña de este acuerdo alcanzado entre Lambán y Ábalos mientras el consejero de Transportes y quien ha asumido todo el desgaste político de este asunto, José Luis Soro, celebraba en Zaragoza los 35 años de la fundación de su partido.