El porcentaje de aragoneses con la pauta completa de vacunación supera el 46% y al 64% ya se le ha administrado al menos una dosis. Esta realidad ha evitado hasta ahora un repliegue en la desescalada que ha permitido abrir bares musicales y discotecas, ha ampliado el ocio nocturno y ha dibujado un panorama de una cierta normalidad. Medidas que se mantienen, como el hecho de no tener que llevar la mascarilla al aire libre, pero que están en el alero, a la espera de la evolución de lo que ya podemos calificar como una nueva ola.

Los datos nos hablan de una tendencia al alza de la pandemia. El riesgo de rebrote (la posibilidad de nuevos casos en 14 días) ha llegado hasta 129,5, cuando hace menos de dos semanas, el 24 de junio, se había instalado en la cifra más baja, 78,9. También aumenta la tasa de positividad de los test que en los últimos cuatro días se ha triplicado, y ha llegado al 17,22%, muy por encima de la cifra del 5% recomendada por la OMS. En las últimas 24 horas se han notificado en Aragón 234 nuevos contagios, 167 más que hace una semana.

Queda evidenciado, pues, que la pandemia no ha cedido y que ahora se ceba entre los jóvenes. La media de edad de los afectados es de 27 años y, aunque la presión hospitalaria y de las ucis no tiene nada que ver con los peores niveles de hace meses, y aunque la mortalidad se ha mantenido en cifras bajas, lo cierto es que los centros de asistencia primaria pueden retornar a la peligrosa saturación (con medias de 200 infectados en los últimos días) y que la tendencia es altamente preocupante.

Las causas de este rebrote deben buscarse en la relajación general de las costumbres y en la percepción equivocada de que la batalla ya estaba ganada. Viajes y fiestas de fin de curso, verbenas y ocio nocturno están en el origen de la situación actual, si bien deben calibrarse las distintas circunstancias.

El crecimiento explosivo de los casos entre los jóvenes, con una tasa de vacunación aún muy baja, debe ponernos en alerta. No hay que bajar la guardia, más aun con la implantación general de la variante delta, más contagiosa que las anteriores. Dar un paso atrás en esta época sería una muy mala noticia para el sector servicios y para la población en general, pero disfrutar de las vacaciones implica asimismo mantener, como nunca, los niveles de protección, a la espera de un porcentaje masivo de vacunados que alivie el panorama hasta la llegada de la inmunidad de grupo.