La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha lanzado al ruedo nacional, al debate popular, la idea de cambiar el concepto patria, tan antiguo como la etimología latina de que procede, por la idea y el neologismo 'matria'.

Se lograría así, según la lideresa de Unidas Podemos, dar un paso hacia la igualdad, acabando con lo que ella entiende es una sociedad, la española, puramente patriarcal, machista, y por lo tanto injusta y desigual.

De momento, es solo un propósito, ni siquiera, aún, una propuesta, pero teniendo en cuenta que Unidas Podemos tiene mando en plaza, en Moncloa, con cinco ministerios, y la obvia capacidad de elevar al Parlamento propuestas en forma de leyes, amén de influir sobre su socio, el PSOE, no es del todo imposible que la patria española pase a ser la 'matria' federal de las naciones y los pueblos pertenecientes a lo que antes se llamaba España.

¿Los patriarcas devendrán en matriarcas, los patriarcados en matriarcados? Bueno, eso estaría por ver, o por desarrollar, de la misma forma que las valquirias o las sirenas no constituyeron en un día sus reinos de leyenda o ficción. De momento, Unidas Podemos suprimiría el concepto patria, el de patriota, más todo lo patriótico, educando a las generaciones futuras en esa 'matria' adscrita a distintos y nuevos valores, partiendo siempre de la igualdad de lo femenino y priorizando la reconquista social de derechos largamente cicateados. Si actividades como el ejército, los toros, el fútbol, la barra aragonesa, la minería, el rock, la masonería, la carpintería, el sacerdocio, las sociedades gastronómicas vascas, el pilotaje de Fórmula 1 o la carrera especial deparan mayoría de participación masculina lógicamente habrá que suprimirlas, depurándolas de los hábitos sociales, o bien modificarlas hacia prácticas más acordes con ideales 'matrióticos'.

Todo, claro, con sus correspondientes procesos, debates, referéndums y leyes, conforme a una nueva Constitución y a una Europa que deberá refundarse bajo la batuta de Yolanda Díaz y otras matriarcas, a fin de transformar las sociedades occidentales, machirulas, en dignos matriarcados, como los que, según algunas arqueólogas, imperaron en el Mediterráneo antes de que el becerro de oro y la sangre de guerras fraticidas enturbiasen la convivencia.