Aragón vuelve a vivir unos días muy tensos en cuanto se refiere al número de contagios por la pandemia. Es cierto que la nueva ola de coronavirus, la quinta en España, pero la sexta en la comunidad aragonesa, está afectando con fuerza a buena parte del territorio nacional y al final, se está respondiendo muy parecido desde todas las comunidades. En todas hay una gran duda, como se puso de manifiesto el miércoles en el debate correspondiente en el Congreso de los Diputados, sobre la obligatoriedad o no en el uso de las mascarillas. Estamos asistiendo en la calle a un desfile de ciudadanos con una tónica general, el uso del tapabocas que, sin ser ya obligatorio si no hay mucha gente alrededor y no es en un lugar cerrado, sí cuenta con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos. Estos se han acostumbrado ya al uso de la mascarilla y se duda de que no llevarla por la calle sea efectivo para frenar el ritmo de contagios. Cuando el Gobierno central tomó la decisión, hace ya varias semanas, pudo entenderse por cuando la curva de la pandemia iba hacia abajo, pero el debate político ha llegado justo cuando los datos son negativos y en algunas comunidades –no en Aragón–, se inclinan por volver a la obligatoriedad. No sería una mala decisión.

La otra medida también es coincidente en muchas comunidades autónomas, aunque depende de la decisión judicial final. Es la vuelta al toque de queda como el que ayer anunció la consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés, para los municipios de Huesca, Jaca, Monzón y Barbastro por tener una incidencia acumulada en 7 días de más de 500 casos y ser municipios con más de 10.000 habitantes. También parece una medida muy efectiva por cuanto se elimina la movilidad en esos lugares durante unas horas, de una a seis de la madrugada, en que las fiestas, y los botellones tienen demasiada concurrencia.

Las dos medidas (aunque la de las mascarillas no se ha tomado) pueden ser un primer paso para que este «ascenso explosivo» de los contagios, como denominó la consejera aragonesa, se frene de una vez y volvamos a tener unos datos más lógicos teniendo en cuenta el buen ritmo de la vacunación y su efectividad. Y sirva también para suavizar, como ya se ha hecho en Aragón, las restricciones en el sector de la hostelería, ya que aún no se ha demostrado que el elevado número de contagios de estos últimos días esté motivado por los encuentros en bares y restaurantes. El respiro dado ayer por la DGA debe ser un primer paso, aunque es tarea de todos.