El inicio de septiembre volvió a reunir un año más, esta vez con menos restricciones por la pandemia, a un elenco de periodistas (sobre todo) y políticos (muy pocos) en Alcañiz. El curso de periodismo que se celebró allí esta semana dejó muchas lecciones para la sociedad, además de acrecentar el éxito y la necesidad de un foro que cada año va a más. Con el tema central de la economía en esta edición, uno de los protagonistas fue el periodista Javier Ruiz, jefe del área de economía de la Cadena Ser, que recibió el premio Pilar Narvión por su claridad a la hora de explicar las noticias que interesan a la gente. Y su conferencia fue un lujo, una auténtica lección de periodismo tanto para los estudiantes que allí acudieron como para los periodistas que le escuchamos. Una de las cuestiones que defendió fue el periodismo de los datos frente al de la verborrea y la opinión. Es mucho más interesante y útil para la audiencia contar los datos reales, que es donde está la verdad, que explicar que unos defienden un argumentario y otros justo el contrario y que sean los ciudadanos quienes extraigan sus conclusiones. Algo que, desde luego, en economía es más sencillo de exponer que en otros asuntos.

Porque en los últimos tiempos, y en Aragón tenemos casos muy recientes, estamos asistiendo a mucha verborrea y poca transparencia a la hora de tomar decisiones que, al final, llegan tal y como se preveían, pero después de haber soportado días y días de debates semánticos amplificados en los medios de comunicación. Es lo que se suele llamar vulgarmente marear la perdiz. Que es lo que ha pasado con el sí o no a las Fiestas del Pilar de este año. ¿O es que acaso alguien pensaba que todas las actividades, actos y contratos que tenía cerrados el Ayuntamiento de Zaragoza para esos días de octubre se iban a quedar en agua de borrajas? PP-Cs desde el consistorio, y, básicamente, PSOE desde el Gobierno aragonés, han llevado una campaña de toma y daca durante varios días para al final resolver lo que casi todo el mundo consideraba. Que los actos multitudinarios como el pregón u otros semejantes en la plaza del Pilar no se van a celebrar y que los conciertos en el Príncipe Felipe o la Ofrenda con un formato especial y otros, saldrán adelante. Pero derecha e izquierda han mareado la perdiz ni más ni menos que para hacer política, aunque días antes de la decisión (que no deja de ser mareante ya que se prohíben las fiestas pero sí hay actos de Pilares) todos supieran y supiéramos el desenlace final.

El caso de la venta del Real Zaragoza es otro de esos culebrones que tienen poca transparencia, por no decir ninguna, y un incierto final que se va despejando poco a poco pero que nadie quiere descifrar. Los dueños del club aragonés y la sociedad Spain Football Capital llegaron hace semanas a un acuerdo para el cambio de acciones pero el final nunca llega porque el misterio en torno a quiénes son esos inversores es tal que ahora resulta que no desembolsan ninguna cantidad. Algo que se veía venir porque no es normal que no se sepa nada de ellos. ¿Así se compra un club de fútbol? ¿Cuántos aficionados pensaban que aunque el acuerdo de venta estaba cerrado no iba a pasar nada? Sin embargo se ha estado alimentando una operación de la que se han conocido detalles gracias a las informaciones de este periódico, pero cuyo incierto final estaba escrito. Incluso ayer mismo se mareó más la perdiz entre potenciales inversores y dueños actuales. El caso es que el Zaragoza sigue en las mismas manos y, futbolísticamente, dando los mismos pasos de las últimas temporadas, por el momento.

Ahora está el cierre de la estación de invierno de Candanchú. Mismos empresarios que en el Real Zaragoza y debate sobre la salvación que le piden a las instituciones públicas que tienen que decidir si les ayudan o no. Todo apunta a que al final, Aramón, empresa de Ibercaja y DGA, y la Diputación de Huesca harán lo posible para gestionarla y poderla abrir este invierno y que los empresarios tendrán que perder algo de dinero porque evidentemente no puede ser que su gestión, buena o mala, les salga indemne. Pero mientras tanto, políticos de derecha e izquierda, empresarios, sindicatos, y demás, van a estar removiendo mensajes y argumentos para tratar de alimentar no se sabe muy bien el qué.

En Aragón seguimos pendientes de los trenes regionales, y ya van muchos meses, o de la transformación energética de Andorra y su comarca, por no hablar de temas repetitivos como los paros del bus y el tranvía. Cuestiones regionales que se enquistan como ocurre a nivel nacional, por ejemplo con la renovación de los órganos de gobierno del poder judicial, donde se cambia de argumentos y peticiones según van avanzando los meses, o temas similares. Pero ocurre también en Europa con la política migratoria con la que parece que la táctica es poner parches y seguir a ver qué es lo próximo que pasa. No es la técnica apropiada y no debemos fomentarla, máxime cuando se tiene claro qué es lo que va a pasar al final, que siempre ocurre. No son previsibles cambios de táctica, máxime cuando a cursos como el de Alcañiz los que marean la perdiz ni se acercan.