En noviembre de 2020, se cumplieron 40 años de la constitución formal de la corriente de opinión Izquierda Socialista del PSOE, encabezada por Luis Gómez Llorente, todo ello tras el 28 Congreso de mayo de 1979, el manifiesto del sector crítico y el congreso extraordinario de aquel verano. No se trata de dejarse llevar por la nostalgia, sino de actualizar nuestra razón de ser, y consolidar y renovar este fin de semana nuestra organización, analizando todo lo nuevo que nos ha traído este tiempo.  

Bien cierto es que, para mí, el protagonismo de la digitalización, en nuestra sociedad es tan penetrante, tiene tal carácter de abisal en sus consecuencias, tan rápido en su difusión, y tan imprevisible, y tan ignorado a la vez, (ignorado en el momento de dar respuestas por la dificultad que entraña el darlas, no porque no se sepa que el monstruo está ahí) que bien interesa priorizar la reflexión sobre él, entiendo.

Acción política con sentido

Hace 40 años, los socialistas nos alimentábamos ideológicamente del 'pablismo' y del movimiento obrero, de la conciencia de clase, el sindicalismo... La acción política estaba cargada de sentido, en tanto que la democracia parlamentaria habría el camino a la lucha de los trabajadores por su emancipación, sustentado ese movimiento por el reformismo social demócrata.

El progreso social, en Occidente, estaba ante nuestros ojos, voto universal, alfabetización, derechos humanos, estaba ahí. Los cambios tecnológicos de décadas anteriores habían sido asumidos no sin traumas en el gran desplazamiento poblacional del campo a la ciudad, causando toneladas de desarraigo, a la vez que, a largo plazo, se inició el proceso de individualización que hoy señorea nuestra sociedad a la vez que la transforma.

Había muerto el dictador, y había concluido la Segunda Guerra Mundial ganando los buenos, aunque no hacía falta ser un maestro en la creación de discursos contrafácticos para plantearse un inquietante interrogante, ¿y si la bomba, la hubiera inventado días antes el nazismo? ¿Y si las dos ciudades bombardeadas hubieran sido Moscú y Nueva York? Digo lo que digo como ejercicio para visualizar la dificultad para articular un discurso racional en las cosas sociales, la dificultad de hilar en una relación causa-efecto los hitos sociales con el fin de justificar el progreso, la imposibilidad de extraer en la historia un sentido último cualquiera. Por cierto, sentido que algunos no exigimos para interponer la acción política frente al caos.

Transformación

La digitalización y la globalización han transformado el mundo occidental. El empleo es y será cada vez más escaso, adoptando formas precarias y eventuales para gran parte de la población. Si el trabajo pasa de ser la aportación necesaria y vital para el proceso de producción a ser una aportación ocasional o aleatoria, si las masas de desocupados o precarizados pasan a ser cuestión cotidiana, ¿cómo puede desarrollarse el antagonismo de clase, si trabajar es un privilegio?

De la explotación a la exclusión, pasando por el precariado. Este es el escenario para nuestros jóvenes. Ser excluido como consecuencia de una transformación tecnológica, creada no tanto como fruto de la inteligencia del capitalismo sino como consecuencia de un desarrollo tecnológico revolucionario, trascendente. La revolución informacional agrieta al propio capitalismo cuando provoca que el conocimiento deja de ser privatizable. «La informática y el Internet atacan las base del reino de la mercancía» (Andre Gorz dixit). "La principal fuerza productiva y la principal fuente de rentas caen progresivamente en el dominio público».

Por otra parte el capitalismo financiero seguirá en su casino, desestabilizando economías, y poniéndonos ante los ojos esa permanente frivolidad con la que se juega con el bienestar humano, continuará y continuará mientras las autoridades democráticas lo continúen tolerando.

 ¿Necesitamos recordar la trascendencia para el bienestar de los pueblos que tienen los cambios tecnológicos?. La imprenta desencadenó otra conmoción en Europa, pues se tenía acceso a la Biblia en alemán, el propio idioma. Hoy ni las patentes ni los 'copyrights' frenarán la difusión del conocimiento al espacio «del común».

La base de los populismos

Hemos pasado de sentido explotados a sentirnos excluidos, y ello tiene consecuencias, en tanto que como explotado ves, o supones que conoces a tu explotador. Pero y el excluido ¿a dónde dirige su reclamación? Esta es la base de los populismos. Esta es la nueva y desconcertante fuerza, caótica, manipulable, anárquica.

Si las relaciones objetivas entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción han dejado de conducirnos a una mejor situación para la condición humana, y si la energía que desencadenaba la conciencia de ser explotado ha dejado de nacer como respuesta en nosotros, pues hemos pasado a ser exluidos, la respuesta que ahora nos queda, mucho más complicada de articular, pues no obedece a ninguna forma emocional, es el ejercicio racional de nuestra moralidad. Ello se realiza con los instrumentos que conocemos: un sistema representativo a perfeccionar; un partido, el PSOE, a democratizar internamente; y un espacio que alimentar, la socialdemocracia, con los nuevos contenidos que el nuevo mundo digital nos depara. Cargarse de razones para convencer, razonar, con terquedad, frente a la invocación de la cervecita y la libertad. Nada fácil.