Goya y Saura

El director aragonés se ha inspirado en el cuadro de Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío del genial pintor zaragozano para dar vida a los protagonistas de aquel drama bélico. Los patriotas españoles alzados contra la invasión gabacha de 1808, por un lado; los fusileros franceses, enfrente; y, en medio, en el eje de las invisibles balas, todo el horror de las batallas y matanzas de la Guerra de Independencia.

En las sorprendentes imágenes rodadas por Saura, sin apenas diálogo ni guión, una cuerda de presos condenados a muerte avanza en medio de un decorado que reproduce el de algunos Desastres de la guerra, y del propio cuadro del 3 de mayo, hasta situarse los cautivos en el lugar y posición que el pelotón había dispuesto antes de descerrajarles una descarga.

Todo el corto transcurre iluminado por una luz netamente goyesca, la misma de aquel fanal que incendiaba desde el suelo el óleo de Los fusilamientos confiriéndole un tenebrismo, dramatismo y magia que ahora saltan al cine. De este modo, casi con sus mismas armas, Saura intenta acercarse y acercarnos al mundo de Goya sin moralizarlo, respetándolo en su esencialidad y trasladándolo al celuloide como si, en lugar de con cámaras, también él trabajara con pinceles.

El excelente trabajo del nuevo equipo de Aragón TV, con Francisco Querol y María de Miguel, y la producción de Gaizka Urresti y del añorado Jaime Fontán (en el que sería su último sueño, de los muchos que plasmó) confiere a este representativo cortometraje efectismo y calidad.

Asimismo muy interesante es el documental de Rodrigo Roldán, Goyasaurio, que puede y debe verse como complementario al de Saura. Una especie de making off con declaraciones del director, entrevistado en su casa, en su ambiente más íntimo, analizando muy diversos temas, en particular la violencia y la guerra, y reflexionando también sobre la figura de Goya.

Saura y Goya, lucidez, talento, nuevas visiones…