Ya estamos otra vez los del baby boom. Ahora que como somos muchos y las generaciones que han de cotizar para pagarnos las pensiones están más mermadas pues no nos vamos a poder jubilar hasta que seamos muy viejecitos.

Volvemos a los tiempos de nuestros abuelos, se jubilaban y pocos años les quedaban de disfrute. En su caso porque la esperanza de vida era más corta y en el nuestro porque como se ha alargado tanto, hay que estirar la edad laboral.

Es que además en el caso de las mujeres no se les ocurrió otra cosa a nuestros padres que darnos estudios e invitarnos a que fuéramos libres y no dependiéramos de nadie, incorporándonos al mercado de trabajo, y claro, no hemos procreado lo suficiente.

No es por no trabajar, qué si hay que trabajar se trabaja, pero, ¿en qué condiciones? Con la precariedad laboral en la que estamos sumidos nadie está libre de quedarse sin curro a cualquier edad. Y vamos, a partir de los cincuenta y tantos es difícil encontrar donde enganchar, así que mal panorama para la jubilación. Y entonces, ¿qué prestación de jubilación nos quedará? Pues como tengas mala suerte una miseria, así que tras soportar el innegable proceso de empobrecimiento de la clase obrera en el que nos encontramos, seremos jubilados pobres.

Veamos, si de lo que se trata es de que los cotizantes puedan mantener el coste de las pensiones, no por mucho alargar la edad se solucionará el problema, salvo que lo que se pretenda sea que estiremos la pata y no lleguemos a ser pensionistas. Lo que hace falta es sabia nueva, mano de obra joven que se incorpore al mercado de trabajo. ¿Cuándo damos el relevo a nuestros jóvenes para que se pongan a currar? Las tasas de desempleo juvenil dan miedo y si encima no se está cualificado se tornan en terror.

Desde mi rincón manifiesto mi rechazo a tener que trabajar hasta que el cuerpo no aguante y, sobre todo, dar paso a las nuevas generaciones que han de ser nuestro futuro. Y ante la falta de mano de obra de relevo y las bajas tasas de natalidad dejemos de hacer asco a la inmigración y dediquémonos a cualificar a jóvenes de otras tierras que quieran venir aquí a labrarse un futuro. Así podrán ayudarnos a sostener el sistema.

Que no tengan que hundirse en el camino, facilitémosles un itinerario laboral porque los necesitamos para mantener nuestro Estado de Bienestar.