La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) se ha aprobado con el primer no de la patronal al Gobierno en esta legislatura. Si la pandemia facilitó el acercamiento de posturas en acuerdos claves para la economía del país, como las prórrogas de los ertes, la progresiva vuelta a la normalidad ha rescatado las desavenencias de otros tiempos. En este caso, el desacuerdo con los empresarios no ha sido un obstáculo mayor para el Ejecutivo de Pedro Sánchez, porque entre sus potestades está fijar el salario mínimo libremente. Sin embargo, el desenganche de la patronal no es un buen punto de partida para el resto de temas candentes del diálogo social, principalmente la reforma laboral y de las pensiones, que deben abordarse también este otoño, con la presión de cumplir los compromisos ante Bruselas para que España siga recibiendo los fondos de recuperación.

En el caso del salario mínimo, hay visiones antagónicas sobre cómo repercutirá en el empleo en estos momentos una subida que se trasladará a los costes laborales que afrontan las empresas. Así que solo los sindicatos han bendecido incrementar los sueldos más bajos 15 euros mensuales, hasta los 965 euros. Es menos que lo que pedían las centrales, que dan un voto de confianza al Ejecutivo para que en 2023 el SMI sea de 1.050 euros, equivalente al 60% del salario medio.

La CEOE recalca que su oposición no es tanto a la subida en sí, sino al momento. Ahora, dice la patronal, los sectores más afectados por el SMI (hostelería, comercio) no pueden asumir esta carga adicional, porque son los que se están recuperando más lentamente de la crisis. Y advierten de que son pymes, no grandes empresas, las que lo afrontarán. Según esta visión se podría acabar perjudicando la creación de empleo. Se trata de un argumento débil en el entorno de crecimiento económico en el que nos encontramos. No subir el SMI  -mientras los convenios sí están aplicando subidas salariales- ahondaría en la desigualdad. Y si hay colectivos a los que puede perjudicar su subida, como los jóvenes y mayores de 45 años, acaso haya que mejorar la formación de estos, como apuntó el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. La mejora en la calidad del empleo incide directamente en la mejora de la productividad.

Gobierno y patronal volverán de nuevo a sentarse a la mesa con los sindicatos para hablar de la reforma laboral y del sistema de pensiones. El desencuentro sobre el SMI no debería empañar esas negociaciones. Lo que menos conviene en estos momentos es la ruptura del diálogo social.