El Gobierno de Aragón ha salvado a la estación de esquí de Candanchú y, por ende, al valle del Aragón. Ibernieve, la empresa privada propietaria, lanzó hace dos meses un ultimátum al presidente Javier Lambán para cubrirle las pérdidas económicas y así poder abrir la próxima temporada. Después de muchos estudios, reuniones y algún traspiés, ayer se anunció el plan de financiación para la estación oscense que, tal y como adelantó EL PERIÓDICO hace unos días, incluye también otros recintos invernales ya que legalmente el Ejecutivo no pude ayudar directamente a una compañía. Por eso la financiación se amplía a la estación de Astún, también de gestión privada pero que goza de buena salud económica, con importantes inversiones en los últimos años y, además, fue la única que abrió la temporada pasada en Aragón. E incluso la Diputación Provincial de Huesca lanzará unas ayudas para inversiones en las estaciones de esquí, a las que también se podrán acoger los centros de Aramón, para evitar la exclusividad de Candanchú.

El sector, como otros muchos, han vivido unos meses duros con la pandemia y las ayudas siempre servirán para mantener el pulso turístico de la comunidad. Pero no dejan de ser un parche para una actividad que debería ir a más desde ya mismo teniendo en cuenta que Aragón se ha embarcado en el impresionante reto de aspirar a organizar, junto con Cataluña, los Juegos Olímpicos de invierno de 2030. De momento se intenta salvar a una empresa de gestión privada que en los últimos años se ha ido adormeciendo por falta de inversiones. Y lo peor es que se desconocen los planes de gestión a largo plazo que Ibernieve tiene para Candanchú. Da la impresión que sus deseos son entrar en Aramón, aunque quizá con una participación accionarial.

Sea como sea al final, Aragón necesita un proyecto claro sobre la nieve que no tiene. Ayer mismo, aunque también se hablaba de Aramón, ni la presidenta, la consejera Marta Gastón, ni el otro socio, Ibercaja, estuvieron representados allí. Desde que el presidente Santiago Lanzuela hiciera un plan de la nieve, después continuado con el proyecto de Marcelino Iglesias, no se ha hecho nada. No existe un rumbo claro y es hora de ver hacia dónde debe ir una actividad tan importante económicamente para la comunidad. Lo demandan en los valles pirenaicos, tanto alcaldes como empresarios, y el Gobierno debería crear un marco general para llevar a cabo todo tipo de inversiones, también privadas, con las que realmente potenciar el sector.