Conocida es la costumbre o manía de Fernando Marías de determinarse a escribir un nuevo libro solo cuando le sobreviene una primera frase merecedora de continuar redactando un texto.

«Te incineraron con una novela mía entre las manos» es el conmovedor inicio de 'Arde este libro' (Editorial Alrevés) la nueva entrega de un escritor que ha profundizado en los géneros, en el terror, en la novela negra, en el wéstern, pero que en su último libro —'La isla del padre'— se decantaba por una introspección personal, un relato en el que el peso de la realidad dejaba poco margen a la ficción, redecorándola, apenas, con algún nuevo detalle o color...

En las páginas de 'Arde este libro' viene a suceder un poco lo mismo, con la particularidad de que los personajes están un poco más velados. Realmente, más que en plural habría que hablar de un solo personaje, el de esa mujer que compartió con el autor una apasionada historia de amor y que murió relativamente joven, víctima de su dependencia del alcohol. Prisión de la que el escritor había conseguido escapar, moderándose hasta convertirse en un total abstemio con gran esfuerzo de su voluntad, pues también él estaba dominado por la bebida. Pero su compañera, que no conseguiría dejar de beber, acabó perdiendo en esa cárcel no solo la libertad, también la vida. Con la tremenda frustración y sensación de amarga culpa del hombre (el autor) que le enseñó a beber.

El libro en su conjunto es un alegato contra el alcoholismo como causa degenerativa de la personalidad, de la convivencia y de la salud, pero el arte narrativo de su autor lo convierte en una obra literaria cuajada de recuerdos y hallazgos, premoniciones, reflexiones, simbolismos, metáforas, toda una rica munición guardada largamente en la memoria, para aflorar ahora en forma de nostálgica pero verdadera y dramática pasión.

Al hilo de la historia de la pareja, Marías, siempre mitómano, nos ofrece en paralelo un fresco sentimental de su formación y de su generación, con el cine y la apertura artística de los años ochenta en España como pilares y detonantes de su propia evolución artística.

Un libro que nos quema en las manos pero que, al mismo tiempo, nos ofrece un sorbo de agua clara.