El envejecimiento de las plantillas de docentes en las universidades españolas se está acelerando a marchas forzadas. No es un problema nuevo, porque se inició en la crisis de 2008, pero se ha acelerado por las limitaciones impuestas a la tasa de reposición y, hay quien piensa también que han influido las dificultades impuestas por la pandemia.

La Universidad de Zaragoza (UZ) ha perdido en los últimos dos años casi 200 profesores por diversas circunstancias. Aunque la más llamativa es la que representan las jubilaciones voluntarias, que se producen en la franja de edad que va de los 60 a los 69 años. Mientras en 2020 se produjeron 53 renuncias antes de cumplir 70 –edad máxima de permanencia–, en lo que va de año ya han formalizado su baja 40, el doble de los que lo hicieron en 2019.

El envejecimiento de las plantillas de estas instituciones académicas ha sido una denuncia recurrente desde hace años. El Grupo 9 de Universidades , al que pertenece el campus público zaragozano, ya mostró su preocupación por esta situación en 2014.

Cuatro años después, el rector de la UZ, José Antonio Mayoral, en una comparecencia en la Comisión de Innovación, Investigación y Universidad de las Cortes de Aragón, alertó de la situación y puso el ejemplo de la Facultad de Medicina, donde el 66% del profesorados pasaba entonces la barrera de los 60 años. «O hay relevo o tendremos que cerrar esta facultad», dijo. Y deslizó que la plantilla no solo estaba haciéndose mayor, estaba desmotivada y además, salía muy cara por la acumulación de quinquenios y sexenios.

El problema de la financiación de la universidad es otra cuestión también endémica. Agravada en estos momentos por la situación económica que ha generado el covid, es difícil hacer tantas contrataciones como bajas se producen. La solución es compleja, pero también urgente. Es necesario el relevo generacional, permitir el acceso de los jóvenes, propiciar el regreso del talento que las crisis han empujado al extranjero, ofreciendo sueldos dignos y, lo principal, que el acuerdo de financiación entre la institución y el Gobierno de Aragón se haga en tiempo y forma y bien dotado económicamente.

El próximo viernes, el campus público celebra el acto de apertura de curso y seguro que esta será una de las principales reclamaciones de las autoridades académicas. Con muchas restricciones todavía vigentes, una rebaja de los ingresos por matrícula, un incremento de los gastos y una deuda pendiente, no se aventura un curso fácil en lo administrativo.