Con estas palabras, referidas a nosotros los aragoneses, finalizaba una de sus recientes intervenciones nuestro presidente, el Sr. Lambán. Con gran énfasis y elocuencia, ponía el acento en el papel que nuestra comunidad jurídica y política, social y cultural, había jugado en la configuración de la nación española. Y lo hacía, en este caso concreto, en la exigencia y en la reivindicación de Aragón en todo aquello concerniente a la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2030. A priori, una magnífica oportunidad.

Que nunca fuimos poco huelga decirlo. Nuestra historia, anterior y también más reciente, así nos avala. Solo así puede explicarse como esta Comunidad histórica tan maltratada históricamente ha conseguido perdurar en el tiempo, logrando llegar a día de hoy con una conciencia propia tan marcada, orgullosa de su territorio y de sus gentes, de su pasado y de sus tradiciones y a la vez deseosa y esperanzada en su futuro colectivo.

Crecimiento demográfico

Tampoco, lamentablemente, puede discutirse que siempre fuimos pocos. Más acentuadamente al menos desde el pasado siglo XX. Efectivamente, desde entonces, cada vez menos. El crecimiento demográfico experimentado por ciertas regiones españolas durante el mismo (las de siempre), motivado en su progreso económico y social, no solamente pasó de lago de nuestro territorio sin permitirnos beneficiarnos del mismo, sino que se apalancó en la migración masiva de nuestras gentes. También ahora; en especial, de nuestros colectivos más y mejor formados académicamente.

Pero no podemos y no debemos resignarnos a ser siempre pocos, pues lamentablemente nuestra capacidad y poder de influencia será cada vez más y más limitada. Es evidente que somos los que somos, que seremos a partir de los que fuimos, pero debemos tratar de revertir dicha situación. Si la ecuación está conformada por la suma de nacidos – existentes– fallecidos, y los primeros cada vez son menos, lo que en modo alguno podemos permitirnos como sociedad es la sangría poblacional, también de nuestras puertas para adentro, de nuestros jóvenes mejor formados. Y no basta con formular en negativo. Hagámoslo en positivo.

Gregor

Aprovechemos el contexto actual para incentivar y propiciar una verdadera y efectiva redistribución demográfica de nuestro Aragón (también de la España actual) que afiance a las gentes en su territorio, uno de los más invertebrados que existe y que atesora una de las tasas de densidad demográfica más paupérrimas. Y para ello sirvámonos, apalancándonos porque no en nuestras cabeceras de comarca y en sus respectivas áreas económicas de influencia (baste ver el área económica del Cinca, etc.), de los planes de recuperación y resiliencia de la UE para propiciar esas inversiones necesarias que generen de un modo estratégico empleos de calidad acordes a la formación académica de sus jóvenes, que posibiliten no solamente la retención del talento sino también el retorno. Promovamos simultáneamente en las mismas ese acceso a una vivienda de calidad, posibilista pero mucho más atractiva que los estándares habitacionales actuales, que desequilibre la balanza respecto de la realización, por ejemplo, de dos horas de trayecto en turismo, que no en tren; propiciemos esa discriminación positiva en este caso territorial (vía exigencia de una responsabilidad social corporativa real), que obligue a las grandes corporaciones del país a invertir en el territorio; y de ejemplo el Estado, por medio de una descentralización en favor de los territorios más castigados por décadas. La coincidencia en el tiempo con las negociaciones por un nuevo régimen de financiación hace que sea éste el momento, que sea ahora.

Esperanzador

El reciente anunció hecho público con el objetivo de trasladar de Huesca a Escalona (Ayuntamiento de Puértolas- Comarca de Sobrarbe) la sede administrativa del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido puede ser simbólico, pero puede tener el poder de convertirse en representativo y esperanzador a su vez. Reparador a su vez del gran expolio soportado por dicho territorio y sus gentes durante décadas.

Medidas similares que exijan de una vez la localización en nuestro territorio de los centros de control y telecontrol de las centrales hidroeléctricas del Pirineo, ya en proceso de reversión en su inmensa mayoría hasta 2027 y gestionadas por las empresas concesionarias… desde Navarra y Cataluña, así como de aquellos otros aprovechamientos energéticos que puedan desarrollarse, supondría un gran salto cuantitativo y sobre todo cualitativo. Se puede hacer. Se debe hacer por cuanto sigue resultando incomprensible que décadas después el recurso generado en el territorio no repercuta en el mismo (ni la electricidad generada, ni el factor humano, etc.)

Hagámoslo.