La reciente película de Icíar Bollaín, 'Maixabel', protagonizada por la viuda del político socialista Juan Mari Jaúregui, asesinado por ETA en el año 2000, viene a confirmar el «movimiento revisionista» que numerosos autores vascos han comenzado a poner en práctica a propósito de su reciente y lamentable historia, la de los llamados 'años de plomo', o el imperio del terror.

Lo hacen una década después de que la banda terrorista depusiera las armas, y cuando ya no existe, en principio, ningún riesgo de ser amenazado o atacado por aquellos violentos independentistas que, mediante la bomba lapa o el tiro en la nuca, se cobraron casi un millar de víctimas entre militares, jueces, periodistas, miembros de las fuerzas del orden, empresarios y población civil.

Esta tardía reacción o actitud de Icíar Bollaín, Fernando Aramburu (autor de 'Patria') o David Pérez Sañudo (autor de la película 'Ane'), entre otros muchos intelectuales y artistas vascos que, de pronto, se han puesto a analizar su pasado, contrasta con la valiente, oportuna, comprometida y permanente oposición contra ETA de, por ejemplo (¡y qué gran ejemplo!), un Fernando Savater.

De quien, curiosamente, casi nadie se acuerda hoy, ni pide reconocimiento alguno para su larga y heroica lucha contra el terror. Porque cuando ETA mataba, cuando en muchos hogares se recibía la carta con el impuesto revolucionario, cuando en el País Vasco se podía perder la vida por una palabra, por un artículo, por una frase, por una canción, Savater salía a la calle, denunciaba a los asesinos, se jugaba la vida. Por entonces, todos estos retardados analistas de ahora también escribían, hacían cine y disponían de medios para hacer llegar a la sociedad vasca y española su oposición a ETA, pero no lo hicieron. ¿Por qué? Hoy, una década después, sin riesgo, lo hacen con éxito de taquilla y público. ¿Por qué?

Antes de que este «revisionismo histórico» de mesa camilla convierta los 'años de plomo' en un negocio editorial habría que pedir para Fernando Savater bien el Premio de la Paz, que merece de sobra, bien el de Literatura, que también merece y más sobradamente que Antonio Muñoz Molina, Javier Marías y otros autores españoles que no lucharon contra ETA, ni siquiera contra Franco, en más de un caso contra nada...