Opinión | Sala de máquinas

Daroca en otoño

En el interior de la Colegiata de Santa María de Daroca se experimenta una sensación de belleza y paz. «Estoy conmovida», me susurra Susana Rodríguez Lezaun, la escritora con quien visito la población para dar una charla sobre su obra. Nada tiene de extraño, pues el templo, con su Capilla de los Corporales, tallas románicas, columnas elefantinas, capillas renacentistas y pórticos que José León Fidalgo, nuestro cicerone y concejal de Cultura, nos muestra doctamente, impresiona por muchas veces que uno haya estado.

Hay turistas por las calles, y unos cuantos dentro de la basílica. Algunas hermanas se afanan en las tareas del templo. Me intereso por aquella monja con quien en mi anterior visita hablé de un autor que a ella le gustaba, G. K.Chesterton, el padre del Padre Brown, pero la han trasladado a otro convento.

Además de la Colegiata, de la judería, las torres y murallas medievales, Daroca atesora atractivos patrimoniales. Por eso acaba de merecer un galardón de ámbito nacional, como Capital del Turismo Rural 2021. Su alcalde, Álvaro Blasco, un político cercano y eficaz, recogió el premio con una mezcla de satisfacción y motivación para seguir enfrentándose al reto de la excelencia. Mejorar las infraestructuras turísticas, los hospedajes, las comunicaciones, rutas, ofertas culturales, ese largo etcétera de elementos que el turista valora la hora de decidir un destino seguirá siendo asimismo una de las principales tareas municipales.

Todo turista que visite Daroca encontrará nuevos focos de interés en cuanto levante la vista hacia el paisaje. Tres lagunas, La Zaida, Guialguerreo y, sobre todo, Gallocanta, colmarán las expectativas de los amantes de las aves por esas bandadas de aves sobrevolando castillos, pinares y sierras. Siguiendo las riberas del río Piedra, del Huerva o del Jiloca, descubriremos aguas puras, secretos sotos… Los fanáticos de la espeleología tienen una cita en la Gruta de Romeral, con asombrosos efectos y estalactitas. Pueblos como Hoces del Huerva o Herrera de los Navarros, al noreste, o Used y Santed, en el Camino del Cid, sorprenderán por su personalidad, monumentalidad, historia y por esa paz hoy día tan añorada por el hombre de la ruidosa ciudad.

Daroca en otoño: belleza en estado puro.

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