Opinión | El triángulo

Balance pospandemia

En España el paro ha bajado en octubre por primera vez desde 1975, cuando empezó a contabilizarse. Es el octavo mes consecutivo de descensos. Además, ha sumado afiliados a la Seguridad Social que, en estos tiempos, casi es igual de importante. En Aragón, en cambio, el desempleo ha subido. Mínimamente, hay 642 personas más apuntadas al Inaem, pero rompe la tendencia de los últimos siete meses y marca distancias con las comunidades vecinas y la media española. A pesar de todo, la recuperación económica parece evidente. Las cifras están volviendo a niveles prepandemia y la reactivación resulta innegable. No será porque todo sean facilidades. Cierre de empresas, desabastecimiento mundial de microchips, problemas en el transporte internacional, encarecimiento de materias primas y una posible crisis energética en ciernes. Menos mal que Bruselas sigue aflojando la guita y regando con miles de millones las economías europeas.

Así vamos tachando deberes de la lista de deseos que hicimos con la llegada del coronavirus y añadiendo haberes en nuestro particular libro de contabilidad. Otra cosa es el manual político. Esa balanza tiene tara y no precisamente de las que beneficia al cliente.

Pedro Sánchez sigue lidiando con Unidas Podemos en las dos acepciones de la palabra. Por un lado, enfrentándose a esa parte de su gobierno que, en ciertos ámbitos, le resulta molesto. Por otro, provocando al toro situado a su izquierda para que embista cuando él sacuda el capote. Entonces lo esquiva y lo indulta antes de que la sangre llegue al río. El presidente sabe que quedan ferias hasta que acabe la temporada. Ya llegarán las decisivas.

Estado de la comunidad

Y en ese contexto nacional, Aragón celebra esta semana el debate del estado de la comunidad. Esa cita en la que el presidente hace balance de la legislatura, repasa objetivos pendientes y escucha, si quiere, las críticas de la oposición. Ocho formaciones hay sentadas ahora mismo en las Cortes de Aragón, la mitad como Gobierno. Javier Lambán tiene a la mitad del hemiciclo en el bolsillo, a Ciudadanos más cerca que lejos y a Izquierda Unida en su línea de flotación. Al PP y a Vox sí los sitúa enfrente, aunque su última defensa del nuevo sistema de financiación autonómica posiblemente les acerque algo. Al menos con los populares. En esta guerra todos deberían olvidar el color de su camiseta y pensar llevando puesta la de Aragón. Porque la reforma y los criterios que tenga en cuenta no solo afectarán a este Gobierno sino también al que venga.

Como el congreso del PSOE de este fin de semana, no parece probable que el debate sobre el estado de la comunidad vaya a despertar a nadie. La foto, al menos por ahora, sigue sin salir movida.

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