Opinión | Sala de máquinas

Una mujer afgana

La memoria colectiva comienza a olvidarse de Afganistán, tanto que antes nos importaba... Desde hace meses, lo que haya podido suceder con esa desdichada población, la reclusión de las mujeres, el adoctrinamiento de los niños, ha pasado a último plano. Ya no interesa.

Quizá por eso me ha llamado doblemente la atención una anécdota particularmente ilustrativa que ese extraordinario viajero que es Barry López nos relata en su último libro: 'Horizonte' (editorial Capitán Swing).

Recorriendo Kabul con un amigo en una fecha anterior a la toma del poder por los talibanes, ambos visitaron la sede del Creciente rojo, una organización que practica la atención a víctimas de la guerra.

En un edificio que hacía las veces de pabellón psiquiátrico vieron a una mujer que, a su vez, les contemplaba con ojos desorbitados. Al principio estaba envuelta en una sábana, pero la arrojó al suelo y completamente desnuda se puso a correr hacia ellos abriendo y cerrando la boca sin emitir sonido alguno, como un pez. Se paró delante de Barry mirándole con una mezcla de incomprensión, incredulidad y asombro, y se dio la vuelta haciendo ondear la sábana como una vela a barlovento. ¿Qué había sucedido entre ellos dos durante aquellos segundos? ¿Qué habría pasado por la mente de aquella mujer?

Teniendo en cuenta que el sistema de razonamiento de Barry López se basa en la analogía y en la individuación, procurando, por un lado, relacionar entre sí fenómenos, razas, costumbres y hechos de la historia, y esforzándose en todo momento, por otro, para entender y respetar su individualidad y fenotipo, ¿qué podría deducir, relacionar una mente analítica como la suya a partir de esta anécdota?

En medio de una inmensa marea de acontecimientos históricos, geográficos, literarios, científicos, a López se le plantea el problema de la comprensión global, de la coherencia y, paralelamente, de la capacidad de cada uno no solo para estudiar la realidad del mundo, sino para mejorarlo.

Por eso, el respeto —casi el amor, podría decirse— que transmiten muchas de sus reflexiones puede ser la mejor contribución a esa utopía, tan necesaria, de entender el planeta con cuanto ha contenido y contiene para, sobre todo, intentar entendernos a nosotros mismos… y a esa mujer de Kabul.

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