Opinión

Otra vez huelga de bus

"Es hora de volver a vernos", dice la campaña de publicidad de los autobuses de Zaragoza, se supone que para que volvamos a subirnos al bus tras superar lo más duro de la pandemia. Yo no he dejado de subirme nunca, pero ahora, ante la enésima huelga de sus trabajadores, me suena el lema a cachondeo.

Voy a hablar desde las tripas, porque los que necesitamos usar autobús o tranvía para ir a trabajar nos sentimos un poco rehenes de todas las partes. Lo que no entiendo es que en estos sectores haya huelgas casi cada año. Ellos tienen sus razones, y si las buscan las encontrarán publicadas. La empresa, por su parte, muestra una falta de cintura negociadora absoluta, desde la lejanía que da ser una multinacional, pero tampoco explica qué propone. El ayuntamiento parece que pasara por allí y dice que a mí qué me cuentan. Y así cíclicamente. Por eso me pregunto por qué narices no se firma de una vez un acuerdo que sirva a medio plazo, para que Zaragoza no tenga que sufrir con esta historia de forma regular.

¿Quién lo está haciendo mal? ¿La empresa incumple lo que firma? ¿Los trabajadores tienen nuevas reivindicaciones constantemente? ¿El ayuntamiento no puede mediar, o proteger al ciudadano de alguna manera que no sea decretando servicios mínimos draconianos, lo que rompe el espíritu de la huelga? Miren, entiendo y apoyo el derecho de los trabajadores a reivindicar lo que consideran que merecen, eso que vaya por delante. Pero alguien me tiene que explicar a mí, como usuaria, como damnificada y como ciudadana, por qué ambas partes son incapaces de llegar a un acuerdo que dure razonablemente en el tiempo. Creo que estoy en mi derecho de pedir eso por lo menos.

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