Decía Bertol Brecht: “Hay personas que luchan un día y son buenas. Hay otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenas. Pero quienes luchan toda la vida, esas son las imprescindibles». Y, tristemente, hemos perdido a un imprescindible.

Miguel Ángel Modrego, orientador, docente implicado, excelente compañero, fue el impulsor en nuestra Comunidad del trabajo sistemático en la mejora de la convivencia escolar. Consciente de que el profesorado debía ser el agente fundamental en la creación de una convivencia positiva, desde su puesto de director del Centro de Profesores de Alcañiz impulsó y se implicó personalmente en la formación del profesorado en este ámbito. Desde entonces ha sido el referente fundamental en Aragón para quienes desde los centros educativos de todos los niveles nos implicamos en la mejora de la convivencia escolar.

El alumnado, los seres humanos que tenemos en nuestras aulas, han sido su punto de partida: su bienestar emocional, su felicidad, han sido el motor que le ha llevado a luchar denodadamente contra los malos tratos y a fomentar los programas de ayuda entre iguales; la concienciación social y la implicación de todos para erradicarlo, su objetivo. Modrego nos hizo entender que la convivencia positiva es tarea de toda la comunidad y que, para la construcción de una verdadera cultura de paz, necesitamos a nuestro alumnado implicado en la ayuda a sus iguales. Ellos y ellas son los auténticos protagonistas. De ahí surgieron los programas de ayuda entre iguales que se han implantado en muchos centros de Aragón; y los Encuentros Provinciales de Alumnado ayudante y mediador, en los que jóvenes de distintos centros educativos podían compartir sus experiencias y sentir que formaban parte de una red de ayuda.

En su última etapa profesional se ha centrado en el apoyo a quienes sufren maltrato escolar como director del Equipo de Orientación Educativa en Convivencia Escolar, puesto en el que ha ayudado a cientos de jóvenes, y a sus respectivas familias, desde la comprensión y la profesionalidad. Ha sido, además, uno de los creadores del protocolo contra el acoso escolar que se implantó en Aragón y, recientemente, de la Guía para la Prevención, Detección e Intervención en casos de ideación suicida en el ámbito educativo.

Su trabajo y el reconocimiento al mismo han llegado mucho más lejos, hasta el punto de ser parte del grupo director de Convives, asociación internacional que trabaja la convivencia positiva en la escuela, y de ser formador de orientadores a nivel nacional en la lucha contra el acoso escolar.

Miguel Ángel ha sido un trabajador infatigable, pero, sobre todo, una gran persona, un compañero generoso, entregado, un amigo entrañable. Su devoción por los suyos y por la montaña reflejaba la calidad humana de una persona que, aun cuando la vida le ha hecho pasar por momentos difíciles, siempre estaba dispuesto a volver a empezar con una sonrisa y con una fe infinita en la vida y en la gente.

La muerte le ha llegado súbita, trágicamente, en un momento muy dulce de su vida, cuando el éxito personal, familiar y profesional le llenaban de orgullo y alegría. Un momento en el que todavía nos hacía mucha falta a todos.

Quienes desde hace años hemos compartido trabajo, ilusiones y esfuerzo desde el Seminario de Convivencia e Igualdad, en el que a lo largo de los últimos años hemos participado más de 300 profesionales de centros educativos aragoneses, podemos dar fe de cuanto ha quedado escrito. Y queremos con este sencillo escrito rendir homenaje a un hombre bueno, imprescindible en nuestro trabajo y en nuestros corazones.

Miguel Ángel, no hemos podido agradecerte en persona todo lo que nos has aportado profesional y personalmente. Pero sirvan estas palabras de admiración y reconocimiento para hacer saber a los tuyos cuánto te hemos querido.