Sugerente título para una novela, ¿verdad? El debate del estado de la comunidad da para escribir un libro, o rodar un culebrón, que podría ser más sabroso. Aunque con lo dicho en palestra, sin chicha ni limoná. Confrontación entre los cuatro magníficos (los partidos del cuatripartito) y los cuatreros (los cuatro partidos de la oposición). Los unos, haciendo auto-bombo de su gestión durante la pandemia y de la cohesión del cuatri, apelando a la conciliación de fuerzas políticas y al Fuenteovejuna, todos a una, para salir de esta crisis sistémica; y los otros, criticando la falta de realidad del discurso lambaniense, «autocomplaciente y triunfalista» y alertando del aumento de la desigualdad, del cierre de pequeños y medianos negocios, y del empobrecimiento de la clase media aragonesa, de la que son responsables Lambán and company, que ha convertido a Aragón en «la segunda comunidad que más grava a las clases medias a través de más competitividad fiscal, sucesiones y hacer pagar más IRPF a quienes menos ganan». Así de clarito lo dejaba Beamonte, calificándolo de «vergüenza». Pero, lo mejor, el momento lobo del jefe popular, con aquella frase inolvidable: «Son capaces de defender a un lobo, pero incapaces de defender a un ganadero que sufre sus ataques», en alusiones a lo inaudito de la decisión del Gobierno de España de proteger a los lobos. Aunque, el pope socialista no se quedó atrás, acusando a Beamonte de actuar con «magia simpática como los hombres del paleolítico» y animándole «a salir de la cueva en la que pinta bisontes», para después de eso pedirle sumarse a pactos para ayudar a Aragón. Tremendo par de dos, a cuál más teatral. ¿Será posible, al final, la magia de la unión? Se lo contamos en el próximo capítulo.