En los últimos días ha habido mucho movimiento político-orgánico de los partidos políticos españoles: congresos del PSOE, PP, PAR, IU, asambleas varias y hasta algún «aquelarre». En todos se da un mismo tipo de movimiento: desplazarse hacia donde los sondeos dicen que hay más voto: socialdemocracia, izquierda de la izquierda, centro derecha, transversalidad y varios ismos según la parte de territorio español en que nos situemos: aragonesismo, andalucismo, nacionalismo (a elegir entre español, catalán, vasco, gallego...). ¿Y las ideas dónde están? Ya Marx avisaba contra las ideologías y apostaba por las ideas. Pero ese señor ha sido uno de los filósofos peor leídos de la historia.

Y no digamos nada del uso (y abuso) de ciertos términos. Últimamente se ha abusado mucho del término derogación aplicado a la Reforma Laboral. Lo que en principio significa dejar una ley sin efecto, ahora parece que también se puede interpretar con dejar sin efecto una parte de la ley. Ya Locke decía en su tratado sobre la tolerancia que antes de discutir hay que ponerse de acuerdo en qué significan las palabras. De lo contrario acabaríamos en Alicia donde las palabras significan lo que quiere que signifiquen quien tiene el poder. Viene bien aquí uno de los últimos comics de El Roto: «Me acuerdo de cuando el ocio nocturno era dormir», dice el marido. «Qué tiempos», contesta la esposa.

Dos grandes protagonistas

Como siempre, hay dos grandes protagonistas en la política: gobierno y oposición. Los demás procuran aprovechar sus pequeños momentos de gloria para poder permanecer en la retina del espectador el mayor tiempo posible y de la mejor manera posible. Sánchez es el nombre del momento a nivel nacional, con otros nombres en el siguiente nivel: Casado, Yolanda Díaz. En las CCAA, cada una tiene su propia versión. En Aragón, estaría Lambán y… ¿nadie más?

¿Qué decir de Pedro Sánchez que no se haya dicho ya? Se ha hablado de él desde todos los ángulos posibles. Habría para una tesis doctoral. En mi opinión es un superviviente nato. Todo lo supedita a ello. ¿Maquiaveliano? No lo veo tan sutil. Cierto que casi todos los políticos tienen por objetivo máximo sobrevivir. Por eso no tratan con la realidad sino con su interpretación de la realidad. Y cuando tienen que rectificar con hechos distintos sus dichos anteriores, son maestros en dar coherencia a comportamientos incoherentes. Sánchez no duda. Habla como si siempre hubiera pensado así. Claro que con la tecnología actual de los medios, eso es imposible sostenerlo. Pero el votante medio no analiza ni compara, actúa por sus últimas impresiones. Siempre he pensado que un político debe poder explicar (y explicarlo) todo, sus aciertos y sus errores, sus coherencias y sus incoherencias. La gente lo agradecería y lo sentiría más próximo.

Gregor

En el último congreso del PSOE, Sánchez se agarró a la socialdemocracia, abrazado al icono Felipe González ¿Es que no era socialdemócrata el PSOE? Parece ser que no. ¿Era izquierdista? ¿Era populista? ¿Era de centro izquierda? ¿Es ahora socialdemócrata? Menudo follón.

Tras dos años de gobierno en coalición con UP le quedan otros dos años (si acaba la legislatura) para zanjar muchos interrogantes y clarificar su política. Las decisiones económicas y sociales que tome, tras las promesas que ha hecho, definirán su perfil político y gestor. Hasta ahora, la crisis sanitaria ha dominado el panorama sin poder matizar políticas de unos u otros, porque todos han trabajado casi exclusivamente en controlar y superar la crisis sanitaria. De todos ellos, solo una ha destacado, Ayuso en Madrid, pero para mal. Independientemente de su clamoroso triunfo. Pero esa es otra historia.

La antítesis de la racionalidad socialdemócrata

La UE y su banco central han resuelto las carestías del presente, sin pensar mucho en la deuda que nos envuelve. Pero, a partir de ahora, tendrá que ser la política económica la que decida. ¿Va ser socialdemócrata la política económica de Sánchez? Esa es la cuestión. Para ello, primero hay que producir y luego repartir. No al revés. ¿Estarán UP y los socios de investidura por la labor? Lo dudo, pues la demagogia, el nacionalismo y el populismo son la antítesis de la racionalidad socialdemócrata. ¿Tendrá suficiente músculo el PSOE para imponer su política? Primero hay que querer, y luego poder. Para ello hay que abandonar las grandes frases publicitarias y robustecer las instituciones, cuya gestión servirá para bien o mal de los ciudadanos, pues los ciudadanos reciben la bondad o maldad de la política a través de las instituciones y no de los partidos políticos, meros instrumentos para hacer política institucional, que es la que realmente importa.

El cortoplacismo de los populistas es un grave peligro para la democracia. Sin horizonte no hay proyecto, y sin proyecto no hay política. Y, desde esta perspectiva, el gobierno de coalición es un gobierno inédito. Todo está por ver. Los fondos UE pueden ser una rampa de lanzamiento o una fosa. Todo dependerá de si hay política económica o todo se reparte a voleo, según la capacidad de presión de cada cual. Al tiempo.