La cadena de escándalos sexuales que ha venido sacudiendo a la Iglesia católica ha tenido como principales víctimas a los monaguillos, alumnos o seminaristas de diferentes órdenes religiosas, cuyos tutores, profesores, sacerdotes u obispos abusaron de ellos, a menudo de una manera tan depravada como organizada y sistemática.

La opinión pública a duras penas ha podido soportar una verdad que ha herido a la institución eclesiástica en lo más profundo de su ser, conculcando todas las virtudes cristianas y ofreciendo una imagen espeluznante de abuso y corrupción. Pero de ningún modo, sin embargo, debe ignorarse que, siendo muy graves las denuncias y procesos recientes, sus responsables siguen siendo una minoría. La mayoría de los curas no se dedican a estas prácticas, aunque no las hayan combatido con la debida decisión.

Pero, ¿y qué pasa con las monjas?

Según Vicens Lozano, periodista con una larga experiencia en los asuntos del Vaticano, donde ha ejercido como corresponsal, asimismo con las religiosas se han venido cometiendo barbaridades. En su libro Intrigas y poder en el Vaticano (Roca editorial), que esta tarde se presenta en Fnac-Zaragoza, constata que las denuncias de abusos contra monjas han menudeado en los últimos años en muy diversas partes del mundo. El cardenal brasileño Braz de Avis admite que hay investigaciones abiertas. No solo por abusos sexuales, también por explotación laboral y coacciones de todo tipo. Aquellas hermanas que se rebelan a los abusos sufren la expulsión de sus conventos. Siendo muchas de ellas extranjeras, quedan sin recursos, en las calles (en Roma, sin ir más lejos), donde, en algunos casos, han sido obligadas por mafiosos a ejercer la prostitución.

En África la situación es aún peor. La misionera Maura O’Donohue ha presentado un informe desolador cuyas páginas acusan a numerosos sacerdotes de tener a monjas como parejas, obligándolas a abortar cuando se quedan embarazadas. Las madres superioras serían responsables de ocultación de pruebas.

Intrigas y poder en el Vaticano analiza y denuncia otros muchos temas conflictivos, desde la muerte de Juan Pablo I a los secretos del Vatileaks.

Periodismo de investigación con aroma a incienso. O a sulfuro.