Los animales son considerados desde hace unos días «seres sintientes». Han pasado de «cosa» o «bien inmueble» a ser vivo dotado de sensibilidad, con derechos que velar por su cumplimiento. Eso ya lo sabíamos muchos humanos. Basta observar o convivir con alguno cinco minutos para darse cuenta.

La modificación es, pues, legislativa. Para quien los tiene en estima no supondrá cambio alguno en su comportamiento. El que los aprecia menos, probablemente, continuará igual. Sí deberá tener cuidado a partir de ahora aquel que los maltrata y los instrumentaliza. A ese energúmeno sí va dirigida esta modificación legal. Para que se lo piense dos veces. Y si aun así persiste, los abogados tendrán más facilidad para solicitar la aplicación del ordenamiento y que todo el peso de la ley recaiga sobre él. Y con mayor rapidez.

Con la nueva normativa, los animales se desprenden de ese estatus jurídico de objeto inanimado que ni siente ni padece. No podrán ser embargados, hipotecados o abandonados. Y en caso de separación, por ejemplo, no deberán ser apartados de uno de sus dueños sin tener en cuenta su bienestar o protección.

En España no somos adalides de la protección animal, ni mucho menos. De hecho, somos uno de los países europeos con mayor abandono animal. Se abandona un perro cada cinco minutos.

Este avance nos coloca un poco más cerca del grupo de concienciados con el entorno y sus habitantes. Los que más recientemente han modificado sus respectivas normativas para «descosificar» a los animales son Portugal, Francia, Suiza o Bélgica. También quedaba recogido en el derecho comunitario y en el Código Penal. Ahora, la Ley de protección y derechos de los animales modifica el Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil español.

El Congreso de los Diputados la ha aprobado con un gran respaldo parlamentario. Sin embargo, el PP se abstuvo y Vox se opuso frontalmente. Para sorpresa de muchos, que no acabamos de entender la confrontación como posición política permanente e inamovible.

La formación de Santiago Abascal sigue instalada en el frentismo, no hay parcela que se libre de convertirse en una ciénaga. Ha impedido declaraciones institucionales contra la violencia machista, el racismo, el terrorismo, el sida… en Aragón ni siquiera se sumó a la Estrategia Aragonesa para la Recuperación Económica y Social en pandemia. Abascal hasta se negó a acudir al homenaje a la Constitución del 6 de diciembre. Lo indignante es que al final acaba teniendo más notoriedad quien resta que quien suma. Y eso debería hacernos reflexionar a todos. Ellos incluidos.