Estos días hemos observado el caudal del Ebro con respeto y cierto miedo reverente. Hemos seguido la crecida con atención e interés. Tras pandemias y volcanes, una inundación es lo que se podría vaticinar que nos tocaba a continuación en esta ruleta de desgracias que se ha convertido nuestro presente de pesadilla. Sin embargo, al mirar el Ebro desde el Puente de Piedra, me venía a la cabeza una estrofa de la canción 'Vida de artista' de Javier Krahe: «Cuando rujo ¡ahí va el Ebro! / celebro / un placer no carnal».

Mi caótico cerebro funciona así. Veo el río que se desborda y me asalta a la mente una divertida letra del genial cantautor. Hay quien utiliza refranes para todo. Yo mismo me considero refranero (y puñetero), pero lamentablemente no tengo refranes para todo. Sin embargo, para cualquier eventualidad lo que sí que atesoro son las letras de las canciones de Javier Krahe. Por ejemplo, sin salirme del tema del río, pero pensando en el intenso frío que estamos padeciendo estos días de diciembre, me viene a la mente otra frase del maestro: «Cuando se congela el río, / San Lorenzo, ¡Dios qué frío!».

Este verso lo habré cantado cientos de veces para mí mismo; no puedo evitar evocarlo cuando las bajas temperaturas te muerden el rostro. Por cierto, esta semana llevo la mascarilla puesta por la calle a todas horas, a modo de bufanda o braga. Que uno es muy delicado y así llevo la cara un poco protegida del frío inclemente (algo bueno tenía que tener llevar la mascarilla). En cualquier caso, me imagino que inconscientemente tiendo a citarlo a todas horas por si se me pega algo del mejor letrista de la historia. Aunque el propio cantante lo negaría y alegaría que todo es vanidad. «Y es una pena, la verdad, / porque sería algo inefable / cambiar la torpe realidad / y ser o Borges o bailable».