Opinión | TERCERA PÁGINA

Jaime Esaín

El Pablo Serrano y el arte aragonés

Aragón viene siendo venero fecundo de talentos de las artes plásticas

Leemos con honda satisfacción la buena nueva de que a partir de 2025 dispondrá el IAACC Pablo Serrano de espacio para una exposición permanente dedicada al arte aragonés comprendido entre 1939 y 2000. Era este un logro que veníamos solicitando desde hace tiempo, para enmendar anteriores decisiones referentes al uso dado a las cuatro plantas del singular edificio, debiendo respetarse siempre la vida y obra de Pablo Serrano, titular del Instituto.

Sin que esta decisión sea obstáculo para que el IAACC celebre en otros pisos exposiciones temporales que lo merezcan, rescatará de la humedad y oscuridad de los sótanos gubernamentales la obra de insignes artistas de la tierra que llevan muchos lustros olvidados, privando con ello al público aragonés y visitantes del disfrute de una serie de obras de indiscutible atractivo y calidad.

Los autores del período elegido van desde Orús, Saura y Viola hasta Ruizanglada Laborda y Vera, pasando por Albiac, Bayo, Sahún, Dino Valls y otros muchos talentos. Si nos referimos a féminas, estas discurren desde la Burges, Lázaro y Moré hasta Cañada y Ramón, pasando por Dorado, Charlo, Vall, Urbano y similares. También deberá estar presente permanentemente en el IAACC el arte hermano de la pintura que es la escultura, con personalidades que van desde Bueno y Remacha hasta Rayo y Navarro, pasando por Condoy, Puntes, Calero… En lo que se refiere a Victoria, Gargallo, Orensanz y Beulas, además de Pablo Serrano, estos privilegiados cuentan con museos o fundaciones titulares independientes en distintos puntos de Aragón.

Tal plétora de nombres ilustres, ellos y ellas, se explica porque Aragón viene siendo a lo lago del tiempo venero fecundo de talentos de las artes plásticas, que siempre han destacado en el panorama nacional, desde Goya hasta el grupo Pórtico (recordemos que este último conjunto fue el primero en exhibir oficialmente arte abstracto en España en 1949 en la Lonja zaragozana, adelantándose al catalán Dau al set).

Por ser necesariamente limitado el futuro espacio permanente dedicado al arte aragonés contemporáneo en el IAACC, surge el problema de la elección de la obra a exhibir y el criterio que presida esta asignación, ante el universo de nombres disponibles. ¿Tendrán cabida Duce, Aguayo, Fernández Molina, Lagunas, Gay, Sus, Santamaría, Broto y otras primeras firmas?

¿Estará representado cada autor por uno, dos o tres cuadros? Esta situación nos hace volver a añorar la existencia de un Museo Aragonés de Arte Contemporáneo de reglamento, en el que, además de pintura y escultura, podríamos admirar, porque cabrían, fotografía, esmalte, cerámica, arte suntuario... Mientras esto llega, valga el sucedáneo que se nos anuncia para 2025. H

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