Al calor de la nueva edición de Fitur, la directora general de turismo del Gobierno de Aragón, Gloria Pérez, ha lanzado una idea que me parece muy interesante: la puesta en marcha de rutas turísticas inspiradas en el rico patrimonio histórico y artístico de nuestra comunidad. Dedicadas, como parece se están diseñando, a los dólmenes prehistóricos, el románico, el Aragón sefardí, las campañas del Cid o el Santo Grial, pueden funcionar muy bien y dinamizar comarcas enteras.

Como historiador que aplica a sus novelas abundante documentación histórica y trabajo con las fuentes originales no puedo considerar el Santo Grial más allá de una leyenda, pero, como tal, en absoluto exenta de interés. Dándose, además, la circunstancia, de que en su supuesto periplo por tierras cristianas, aquel Grial medieval puso en contacto los reinos de Aragón y Valencia. Un nexo de unión más para dos comunidades que pueden perfectamente rivalizar en atractivos turísticos con, por ejemplo, Cataluña.

Porque no es para nada cierto, si hablamos de grandes ciudades, que Barcelona reúna mayores atractivos o mejor y más valioso patrimonio que Zaragoza o Valencia capitales. Solamente en el entorno de la plaza del Pilar se acumula mayor riqueza patrimonial que en muchos países sudamericanos o asiáticos, por poner el caso. Sin olvidar que, por oscuras razones, algunos de los museos barceloneses, como el de Montjuic, se han nutrido con el expolio de obras procedentes de templos o palacios aragoneses y valencianos. Agreguemos a eso que, proporcionalmente, la ayuda estatal recibida por Barcelona en las últimas décadas para su promoción turística multiplica por una indecorosa cifra la muy modesta contribución recibida en ese mismo concepto por la capital de Aragón.

En un plano cultural o político, como queramos enfocarlo, la burda manipulación de la historia de la Corona de Aragón que viene practicando la Generalitat catalana no se ha extendido a Valencia. Allí, la historia de la Corona de Aragón ha mantenido su correcto estudio y divulgativa objetividad. Razón de más para trabajar ese eje histórico-turístico con el Santo Grial como hilo conductor de nexos, hechos y territorios comunes.

El Aragón turístico debe valorar su naturaleza, nieves y ríos, pero también su arte y su historia.