El carácter mítico del rey David ha dado lugar a que artistas de todos los tiempos, pintores y escultores lo representen con los diferentes atributos que acompañó su historia. Su enfrentamiento con el gigante Goliat, al que abatió con una piedra lanzada con una honda para luego decapitarlo, fue el hecho más representado en artistas de la talla de Andrea Verrocchio, Caravaggio, Valentín Boulonge y Miguel Ángel, este solo con la honda deslizándose por su hombro. Otros artistas utilizaron signos de identidad menos belicosos, debido a que David tocaba la lira, como es el caso de nuestro admirado escultor Pablo Gargallo, que le da una expresión de jubiloso movimiento con la lira apoyada en un brazo, alejándose de las escenas dramáticas de otros autores. Esta imagen ha sido elegida como portada para el extraordinario libro del escritor Rafael Ordóñez Fernández titulado Sobre Pablo Gargallo y su museo, editado, magníficamente, por el Ayuntamiento de Zaragoza.

Tenemos, a nuestro alcance, el mejor museo dedicado a un artista, como es el ilustre aragonés Pablo Gargallo. Podemos visitarlo en el conocido palacio de los Argillo, en pleno centro histórico de la ciudad. Siendo que se construyó en el siglo XVII, su estilo arquitectónico se asemeja a los palacios renacentistas aragoneses. Sus espacios se distribuyen alrededor de un patio central adornado con un friso con una admirable talla, desde él se puede ver, en perspectiva única, la imponente escultura de El Gran Profeta. El edificio, cuando se acondicionó para albergar la obra de Gargallo, cobró una entidad excepcional, visitarlo, pasear por sus estancias, invita a una conexión con la belleza –concepto un tanto denostado en nuestra época–- con una atmósfera entre etérea y mística. No es muy corriente que determinados artistas lleguen a conseguir la capacidad de hacernos más hermoso el mundo, si además tenemos la fortuna de que se encuentre dentro de nuestra cultura e historia aragonesa y expuesto para ser conocido y admirado, como se dice en el argot popular: miel sobre hojuelas.

La historia del museo del escultor aragonés que goza de la mayor identidad, no se consiguió por generación espontánea. Rafael Ordoñez, entonces jefe de cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, dedicó toda su energía, junto con Pierrette, hija del escultor, a crear y materializar este museo. Muchos años, mucho esfuerzo en conseguir que haya sido una realidad. El pasado 29 de diciembre Ordoñez presentó su libro, en el salón de actos del museo Pablo Gargallo. En él refleja, de manera amplia y detallada, la obra del escultor y nos descubre otras facetas artísticas: dibujos, pinturas, retratos, bocetos y plantillas de construcción escultórica, así como su vida personal. El prólogo escrito por el también escultor y profesor de la Universidad de Zaragoza Alberto Gómez Ascaso, expone ese proceso de gestión, de aventura y de voluntad; finaliza diciendo: «…seamos verdaderamente conscientes del inmenso valor de nuestra herencia. La publicación de este libro es un paso adelante a este camino». Editar libros, catálogos por estamentos públicos cuando son realizados en sus espacios culturales, es una labor imprescindible, contribuye a mantener vivo el hecho artístico y a cimentar nuestra memoria. Pongamos el libro del escritor Ordóñez en la lista del mejor ránking de este 2022.