La carga que desde hace dos años están soportando todos los trabajadores ligados al sector sanitario como consecuencia del covid-19 está haciendo mella en su propia salud, también en la psíquica. Los datos que comienzan a publicarse deberían hacer saltar alguna alerta. El 68% de las enfermeras ha sufrido depresión, ansiedad o estrés postraumático durante la pandemia.

Las razones son obvias. Al sobresfuerzo laboral se suma una continua vigilancia personal para evitar el contagio. Una tensión que fue muy dura en los primeros momentos, al tener que enfrentarse a algo desconocido que causaba muerte y dolor, también personal, y que se ha prolongado demasiado en el tiempo. Un cansancio que ha derivado en una tensión emocional para muchos difícil de gestionar.

Los programas de apoyo psicológico que se han puesto en marcha en hospitales, centros de salud y colegios profesionales ofrecen ayuda a quien solicite terapia. El hospital Clínico cuenta desde noviembre de 2020 con un programa en el que se han atendido a 55 personas, aunque las intervenciones se hayan multiplicado de manera informal «a pie de pasillo». Y el Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza, por ejemplo, también ha puesto en marcha un servicio telefónico, el cual, admiten, no se está demandando «en exceso», quizás porque se esté pidiendo ayuda directamente a los colegas médicos.

Ya en la primera ola se habló de una pandemia paralela y silenciosa, la de los trastornos de la salud mental, que desde un principio se cebó con los sanitarios. Las primeras investigaciones nacionales concluyeron que un 28,1% de los sanitarios de España sufrieron depresión; un 22,5%, trastorno de ansiedad; casi uno de cada cuatro, pánico; el 22,2%, estrés postraumático; y un poco más del 6%, abuso de sustancias. Estos datos son resultado de dos estudios realizados a través de encuestas a profesionales (el proyecto Mindcovid) de 18 hospitales de seis comunidades: Andalucía, País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana.

Unos datos extrapolables a Aragón que deberían preocupar. Más aún cuando los sanitarios continúan desbordados en su trabajo, no solo por la actuación derivada del covid, sino por las bajas laborales, que solo en la última semana se cifran en 1.440 en el Servicio Aragonés de Salud, en su mayoría debidas a los contagios.

A nivel local, otro estudio elaborado conjuntamente por el Colegio de Psicología de Zaragoza y el de Enfermería refleja la importante necesidad de proteger fundamentalmente a los enfermeros porque su estado psicológico se ha deteriorado dada la exposición continuada al estrés.

Añadir a todo ello una evidencia a tener en cuenta. En España, la salud mental continúa arrastrando un estigma social que hace que resulte difícil pedir ayuda. Y es ahí donde también hay que incidir, incluyendo al propio sector sanitario.