La ilustre Almudena Grandes decía en una de sus innumerables columnas de opinión en 'El País' que no hay mayor censura que la autocensura y que así es como se destruye la cultura de un país.

Esta reflexión tan acertada explica a la perfección la situación que vivimos en la ciudad de Zaragoza, consecuencia de un Gobierno PP-Ciudadanos que están más interesados en contentar a la extrema derecha, y así poder mostrar sin tapujos sus verdaderas ideas políticas, que en garantizar las condiciones necesarias para poder vivir en libertad e igualdad.

Cobardía

Con su acción política, el Gobierno de Azcón demuestra cobardía y desprecio cuando se trata de defender los derechos de las mujeres. Pero también demuestra que son una derecha que vive acomplejada y presa de sus incoherencias, gobernando para contentar a sus socios de ultraderecha, pero sin que se note mucho para no provocar el rechazo y descontento entre una ciudadanía que, en su mayoría, ya no acepta que se cuestione la igualdad entre mujeres y hombres.

La paralización de Ygualarte, proyecto que trabaja la igualdad de género a través del arte, de la que conocíamos a través de los medios esta semana, no es el primer ejemplo de esa actitud acomplejada del Gobierno de Azcón, que les lleva a cancelarse y autocensurarse. Ya en 2020 sucedió algo similar con un proyecto, encargado por la Concejalía de Igualdad, sobre la historia del 8 de marzo en colaboración con la Universidad de Zaragoza, que terminó siendo suspendido.

Rigor histórico

Después de varios meses de investigación con rigor histórico y preparación por el equipo encargado de llevar a cabo dicho trabajo, la concejala de Igualdad paralizó la exposición. Afortunadamente al año siguiente el Instituto Aragonés de las Mujeres recuperó esta investigación para Zaragoza, poniéndola en valor con la campaña Somos el reflejo de la historia, siendo uno de los actos centrales del 8 de marzo de 2021.

Un ejemplo paradigmático del complejo de este gobierno del PP y Ciudadanos y las consecuencias del negacionismo de la derecha en Zaragoza, que ni siquiera aceptan la historia verídica y memoria feminista.

Nuevamente nos encontramos con esta actitud acomplejada, con la paralización de Ygualarte, un proyecto impulsado por el Servicio de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza y que es llevado a cabo por educadores y educadoras de PIEEs y Casas de Juventud, y que viene desarrollándose desde hace 8 años.

No sabemos a quién puede dañar una charla de la Psico Woman y Roy Galán; la jornada Convivencias diversas, moderada por la fotoperiodista Dune Solanot; el monólogo 'No solo duelen los golpes', de Pamela Valenciano, la presentación de las asesorías del servicio y la proyección del documental 'El patriarcado, organismo nocivo', en el que participa el propio Ayuntamiento junto al Instituto Aragonés de la Mujer y el Gobierno de Aragón. Es evidente que a nadie, por ello es un soplo de esperanza y alegría para la ciudadanía que frente a lo que el gobierno de Azcón censura en el Ayuntamiento de Zaragoza, el Instituto Aragonés de las Mujeres trabaja para que, una vez más, salga adelante.

Cobardía

La autocensura tiene que ver con la cobardía y repercute en la incapacidad de gestión de políticas públicas de ampliación de derechos, ya sea por presión de Vox o por falta de proyecto, es el mecanismo propicio que opera como un resorte ante el miedo a la diversidad, a lo diferente, a la libre expresión de los géneros, a la libertad de amar, a la diversidades familiares y desvela la auténtica cara de quienes niegan que una educación afectivo sexual es imprescindible para resolver los conflictos sin violencias, vivir mejor y más feliz. Pero a la derecha parece que no le importa mucho la felicidad, parece que le importa más el orden, la familia heteronormativa y que nada altere el estatus quo de quienes ostentan los poderes oligarcas y patriarcales.

No debemos caer en la trampa de pensar que esto es (solo) responsabilidad de Vox, porque la realidad es que hay un equipo de Gobierno que lo consiente y alienta. El Gobierno de PP-Cs permite que ideas ya superadas por la mayoría social y que ponen el riesgo la convivencia y a las personas que habitan nuestra ciudad, se cuelen creando un impacto negativo en los avances logrados. Es la excusa perfecta para poner en marcha sus políticas neoliberales y de retrocesos sociales. La derecha nos quiere hacer retroceder en los avances que con tanto esfuerzo lograron nuestras madres y abuelas, la garantía de vivir libres y sin miedo.