1de febrero: comienzo de un nuevo orden europeo. La todopoderosa y amorosa Unión Europea, veladora del devenir de los moradores de estas tierras, antaño libertarias, se ha reunido. «La asamblea de majaras ha decidido: mañana sol y buen tiempo». Bestial aquella mítica canción de los irreverentes Kortatu, Don Vito y la revuelta en el frenopático. ¿Visionarios? No, simplemente observadores críticos de la realidad, de los que escasean bastante en estos tiempos de abducción inoculadora/inoculante, en los que todo gesto, acción y política que lleve por delante el prefijo «en pro del bien común», no solo no es cuestionado sino que se eleva a la categoría de omnipotente, omnipresente y omnisciente, esto es, se diviniza. La tirana, oscura y engañosa UE, esa que tanto vende e inyecta por el mundo su ADN democrático, someterá a su ciudadanía a la mayor de las dictaduras de la humanidad, la privación de uno de los principales derechos humanos y libertades fundamentales, la libre circulación de personas.

La buena noticia es que todo aquel que tenga «un certificado digital covid de la UE, en principio, no debería estar sujeto a ninguna restricción adicional». Ojo, aquel que lo tenga actualizado, pues el certificado tiene una validez de 270 días. Obedezcan, sean buenos y vacúnense las veces que les digamos, hasta que por sus venas y cerebro no haya más que horchata y serrín, y así podamos permitirles la nada que tenemos pensado ofrecerles y que ustedes recibirán como el todo. Parece que Nostradamus se equivocó al predecir para 2022 la caída de la UE, o quizás es que la muy zorra dios-amorosa, al conocer su destino, trató de esquivarlo, sin saber que con ello, encontraba su final, pues aunque no lo crean, habrá revuelta en el frenopático.