Venimos de una dictadura y parece que no aprendemos. La democracia trajo a este país que dejara de haber diferencia entre ricos y pobres, pero parece que algunos no lo entienden.

Siempre pienso que si yo hubiera nacido en una dictadura no hubiera podido estudiar derecho mientras trabaja de taxista, como trabajó toda mi familia y de lo cual me siento muy orgulloso.

Se critica a un candidato político porque trabajaba de quiosquero. Me parece un oficio de lo más respetable. El quiosquero es una persona sabia; tiene en su poder toda la información periodística, libros, revistas etc. Suelen ser personas cultivadas que da gusto conversar con ellos.

Cuando era pequeño, mi madre me llevaba siempre a mi quiosquera Josefina, en la calle reconquista, al lado de la plaza San Miguel. Josefina era una persona encantadora, inteligente, buena, atenta, de esas personas que marcan los recuerdos de tu infancia, y muchos años atrás están en mi memoria.

Prefiero un político que ha sido quiosquero y sabe lo que es el trabajo duro

El trabajo de quiosquero no es nada fácil; tienes que madrugar porque te traen la prensa a primera hora, ordenar todo para su venta, y estar muchísimas horas para vender el género, que el margen de beneficio es muy pequeño. Y otro detalle importante. De lunes a domingo, sin festivos.

Yo, qué quieren que les diga, prefiero un político que ha sido quiosquero y sabe lo que es el trabajo duro, que no un político que no tiene vida laboral más lejos que cargos orgánicos de su partido.

Hace poco un cliente me contaba que estaban dos abogados jugando al golf y por algún asunto salió mi nombre, y uno de ellos espetó: «Buah, el taxista».

Lo dicho, olor a rancio, agua bendita y peineta.