El 14 de noviembre de 1976 Felipe González, secretario general del PSOE, entonces ilegal en España pero «consentido» por el Gobierno preconstitucional de Adolfo Suárez, se presentó en uno de los campamentos de refugiados del Frente Polisario en la zona liberada del Sáhara Occidental y pronunció un discurso en el que afirmó que «El pueblo saharaui va a vencer en la lucha porque tiene la razón», tildó a los gobiernos de Marruecos y Mauritania de opresores, prometió acompañar a los saharauis «en vuestra lucha hasta la victoria final» y anunció con impostada solemnidad que se comprometía con la historia y que nunca los abandonaría. Pasaron justo seis años, González fue elegido presidente y si te he visto no me acuerdo. No solo abandonó al pueblo saharaui, sino que se hizo amigo del alma del rey alauita, que lo recompensó con cuantiosas prebendas.

El 30 de marzo de 1982 presidía el Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo; ese día España entró la OTAN. Felipe González, líder de la oposición, lanzó una campaña con el lema de «OTAN, de entrada no». Ocho meses más tarde ganó las elecciones generales con una mayoría abrumadora y, como había ocurrido con el Sáhara, se olvidó de sus promesas. El 12 de marzo de 1986 los españoles acudieron a votar la permanencia en la OTAN. El resultado del referéndum fue un neta victoria del «sí» en toda España, salvo en el País Vasco, Navarra y Cataluña. La pregunta era tramposa y enrevesada, e incluía que España no participaría en la estructura militar integrada; otra mentira más.

Lobo feroz

Estos días Rusia está acumulando soldados y material militar en las fronteras con Ucrania. La OTAN, en realidad los Estados Unidos de América, ha respondido que actuará en consecuencia si los rusos invaden a sus vecinos. De nuevo, como hizo González en 1976, 1982 y 1986, las mentiras, las contradicciones, el cinismo y la hipocresía sustituyen a la información, a la verdad y a la decencia. Los medios atlantistas presentan a Rusia, gobernada por el sátrapa Putin, como un lobo feroz a punto de devorar a un país pacífico, pero olvidan que el Gobierno de Kiev es otra satrapía tan autoritaria como el de Moscú, si no más, en manos de políticos corruptos que han saqueado su país, han masacrado a los opositores y han perseguido a las minorías.

Estados Unidos ha prometido ayudar a Ucrania en caso de una agresión, pero ya ven dónde suelen ir a parar las promesas de los políticos 'trileros'; que se lo pregunten si no a los sufridos saharauis y afganos, que de traiciones y mentiras saben un rato.