Pues nada la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, la ha vuelto a liar. Con esa carita de niña buena y alumna aplicada ha dado el segundo toque a los bancos para que presten un servicio más humano a los mayores. Y convoca a los líderes patronales de la banca para que tomen medidas urgentes. El primer toque fue por los eres (empleados a la calle), las elevadas comisiones que cobran a los clientes (mordidas, en lenguaje coloquial) y por los «escandalosos», dijo, sobresueldos de los altos ejecutivos.

Ahora la situación sigue igual respecto al primer toque del Gobierno, pero más agravada por el deterioro del servicio que presta a las personas de edad avanzada. Algo que se ha agudizado por los cierres masivos de oficinas, filas de gente mayor en la calle reclamando que alguien de ahí dentro les atienda y los entiendan, trato condescendiente, limitación de horarios presenciales, y que intenten resolver sus problemas con la aplicación digital del banco.

Esto se lo dicen a jubilados que no tienen ordenador, manejan el móvil para hablar pero no las malditas apps y tienen sus ahorros en el banco. La banca electrónica debería estar al servicio de sus clientes y no al revés a la hora de realizar gestiones.

Pero para los bancos es más fácil cerrar oficinas, prejubilar a sus empleados y tratar a las personas como si fueran robots. Mientras sus directivos juegan en Bolsa con los ahorros de miles de jubilados, trabajadores y clase media. No es de extrañar que mientras es noticia la exclusión financiera de la vejez Bankinter (por ejemplo) eleve su beneficio hasta los 1.333 millones. Aunque la rebelión está cerca con la noticia que ha generado Carlos San Juan, un médico jubilado de 78 años, al reunir casi 400.000 firmas en la plataforma change.org en la campaña «Soy mayor, no idiota», reclamando un trato más humano en las sucursales. Eso sí que es usar las nuevas tecnologías con acierto. ¡Bravo por este hombre! Que merece un premio, un honor, una medalla, un respeto en definitiva.

No somos idiotas y no somos robots todavía. Por mucho que quieran imponernos la habilidad de los nativos digitales desde las altas esferas para quitarnos de en medio o para que no molestemos. Admiro la arrogancia y la habilidad de los jóvenes con todos los medios digitales a su alcance; pero no tienen mucho mérito, ya que han nacido manejándolos. Los mayores sí que tenemos mérito y merecemos respeto porque hemos pasado de teclear la Olivetti a trabajar con un Macintosh histórico, el primer ordenador personal que revolucionó los 80. Y ahí seguimos adaptándonos a los tiempos que vivimos. Y también defendiendo a una generación anterior que no supo informática pero merecen atención y facilidades para usar su dinero.

Sin olvidar que no solo está la Sareb, considerada como el banco malo de España, creada en 2012 para gestionar y vender los activos tóxicos de las entidades bancarias rescatadas. Es decir, para tragarse los fondos buitre y la basura que trajo la crisis financiera de 2008.