Clayton Davis de Variety escribió que Javier Bardem debería haber rechazado su papel en Being the Ricardos porque no es cubano. Lo de Bardem se compensa porque el cubano Jorge Perugorría hizo de Francisco de Goya en Volavérunt, de Bigas Luna, reinventor del Plata y de la ofrenda de la Virgen del Pilar en Zaragoza, y el primero que puso juntos (en los Monegros) a Penélope Cruz y Javier Bardem en Jamón, jamón (macrogranjas). Si hay limitación, no sé por qué se aplica a lo racial o sexual y no a lo autonómico. De Goya también ha hecho, por ejemplo, Paco Rabal, y tiene su guasa elegir a un murciano, por mucho que llamara tío a Luis Buñuel, que además empezó su carrera cinematográfica apareciendo en pantalla y acabó haciendo que dos actrices interpretaran un mismo personaje.

Milos Forman puso al sueco Stellan Skarsgård a hacer del pintor de Fuendetodos. El escritor Javier Moro cuenta los esfuerzos que le costó que Anthony Quinn encarnase al cura en Valentina, la adaptación de Crónica del alba de Ramón J. Sender. Naturalmente, Jorge Sanz era un Pepe Garcés legítimo: es un aragonés predestinado hasta por el nombre y porque había hecho de Conan, que imprime carácter.

Ridley Scott puso de Fernando el Católico al madrileño/malagueño Fernando García Rimada, mientras que Isabel de Castilla era Sigourney Weaver, teniente Ripley. Gérard Depardieu hacía de Colón, que como todo el mundo sabe era catalán, una variante oriental de los aragoneses. Por eso Juanjo Puigcorbé hizo de Miguel Servet en La sangre y la ceniza y Oriol Pla de Justo Gil en El día de mañana.

Kenneth Branagh puso a Denzel Washington como don Pedro de Aragón en Mucho ruido y pocas nueces. El Gran Wyoming hizo de Buñuel. Obvia elección: el padre de Wyoming es aragonés. Por supuesto, todos los actores del mundo son aragoneses: Félix Romeo demostró que todos los escritores del mundo son aragoneses (el caso del cubano José Martí es clarísimo) y esto se aplica como los círculos expansivos de Peter Singer.

Pero ¿es suficiente que un aragonés haga de aragonés, que un trans haga de trans, que una judía haga de judía? Puede ser que sea una sefardí o una askenazi, o que tenga opiniones distintas. Parecería más lógico que solo uno pudiera interpretarse a sí mismo. El único género representativamente correcto es el documental. Claro que hay inconvenientes: cada pocos años cambian todas las moléculas de nuestro cuerpo así que en realidad nunca somos el mismo.

La identidad tiene una parte de ilusión y otra de impostura y ya advertía André Bazin de que el género cinematográfico más falso de todos es el documental.