La figura de Francisco de Goya sigue generando prácticamente a diario nuevas referencias y estudios, inspirando pensamientos y obras artísticas en un pasmoso y maravilloso continuo intelectual y artístico que lo mantiene vivo y vigente.

Con el nuevo libro que acaba de dar a la imprenta se ha incorporado a esa legión de devotos, no sin el debido espíritu crítico, la española Berna González Harbour, periodista de fuste y autora de muy interesantes novelas. Alguna de ellas, como El sueño de la razón, directamente inspirada en la obra del genio aragonés.

Con su nuevo libro, Goya en el país de los garrotazos (Arpa), González Harbour nos ofrece una biografía distinta.

Fruto, por una parte, de su profundo conocimiento del personaje. Por otro, de su interés por cotejarlo con la modernidad, incluso con la más rabiosa actualidad de una España que en muchas de sus esencias no sigue siendo tan distinta a la que Goya conocería a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Así, mientras la autora nos invita a recorrer los principales escenarios de la vida del artista —Fuendetodos, Zaragoza, Madrid, Cádiz, Sevilla, Burdeos...— el análisis de sus principales obras nos irá invitando a relacionar sus temas y modelos con problemas nacionales o con enigmas universales. Los retratos goyescos, cargados de intensidad y significados psicológicos, abrirán el futuro de la pintura a la indagación interior, del mismo modo que las series de grabados goyescos prefigurarán el impresionismo, el realismo y el expresionismo, el esperpento o la sátira, entre otras futuras corrientes estéticas.

La biógrafa se esfuerza por llegar al fondo del alma de Goya, propósito nada sencillo dada la amplitud de su visión y la constante evolución de un pintor que nunca se quedó en los lugares de aprendizaje, sino que seguiría buscando durante toda su larga vida nuevos recursos, técnicas, formas, soportes, perspectivas y efectos, obsesionado por abarcar cuantas manifestaciones humanas contuvieran emoción, belleza, maldad, valor, dignidad, terror, crueldad, santidad...

Un libro, en cualquier caso, este de Goya en el país de los garrotazos que se lee con la misma pasión e intensidad que la autora ha volcado en sus vibrantes páginas.