E l anuncio del inicio, en el último trimestre de este año, de los trabajos de reforma de la avenida Cataluña es una buena noticia para Zaragoza. Tras años de retrasos y de quejas vecinales, el ayuntamiento se ha puesto manos a la obra para dar un impulso a la operación avenidas, que incluye también la avenida Navarra y la avenida Valencia, y que junto con la prolongación de Tenor Fleta, cuya inauguración se prevé en junio, van a dar un vuelco al radial más importante de acceso a la ciudad.

Activar estas mejoras no solo responden a reivindicaciones vecinales históricas de décadas, sino a una necesidad palpable de intervención por el mismo estado de conservación de estas vías, que demandan una moderna transformación, adecuada a las nuevas necesidades urbanas.

Respecto a la avenida Cataluña, todo comienza cuando en 2011 el Ministerio de Fomento accede a la cesión de la titularidad del tramo de la antigua N-II entre la glorieta del tercer cinturón (la Z-30) y el puente sobre el río Gállego que conecta con el barrio de Santa Isabel. Una cesión que no se hizo efectiva hasta 2019, con ZeC en el gobierno municipal, días antes de las elecciones autonómicas y locales, a cambio de una cantidad económica. A partir de entonces, todo ese tramo pudo integrarse como vía urbana a la vez que se asumían los gastos de obras a cargo del presupuesto de la ciudad.

Cuatro años después, el pasado viernes, el área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza anunció el comienzo de la reforma de una parte de este tramo, en concreto el que va de la Z-30 al paso elevado del ferrocarril, junto a la calle 23 de Abril, de unos 500 metros de longitud, la mitad del tramo total cedido por el ministerio. Una intervención parcial para la que es necesaria una inversión de 4,5 millones de euros. El ayuntamiento ha asumido destinar de los presupuestos de este año 500.000 euros para este proyecto, que contempla ampliar aceras y ajardinarlas, instalar nueva iluminación y colocar un moderno mobiliario urbano.

Remodelar la avenida Navarra también necesitó de negociaciones tortuosas dentro de los acuerdos para la llegada del AVE a Zaragoza y que tuvieron como protagonistas al Ministerio de Fomento, al Gobierno de Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza. Hay que recordar que un tramo de la N-232 forma parte de esta avenida. Aquel acuerdo se firmó en 2002 y sufrió un revés en 2010 con la firma de una adenda por la que se excluía la reforma de esta avenida del acuerdo del AVE. Hoy en día, ese tramo continúa siendo de titularidad de Fomento. De ahí que el alcalde, Jorge Azcón, le haya recordado al Estado que debe participar en los 11 millones que calcula que costará la reforma de toda la avenida, y cuyas obras empezarán el 1 de marzo.

En cuanto a la avenida Valencia, el proyecto de reforma está anunciado y se está redactando. Se ha avanzado que las obras podrían comenzar a finales de año o primeros de 2023.

Con estos tres proyectos, Zaragoza gozará en breve de una transformación urbana que mejorará la movilidad y sobre todo la calidad de vida de los barrios. Ojalá no haya que esperar tanto para completarlo con las intervenciones en la avenida Madrid, la de San José y Cesáreo Alierta.