Este sería el sobrenombre con el que podríamos apodar a la Cumbre Interterritorial que se ha celebrado en nuestra city, y en la que muchos depositaban alguna que otra esperanza, como la del anuncio del final de las mascarillas en espacios interiores. Más que nada, por las declaraciones de nuestra súper Repollés. Para este viaje no se necesitaban alforjas. Demasiadas expectativas las puestas en este encuentro entre Sanidad y Comunidades. Mucha «Declaración de Zaragoza», pero poca chicha que no se conociera. Periodo de transición, nuevo sistema de detección, vigilancia centinela, como la empleada en la gripe, pero ninguna concreción. No sabemos cuándo comenzará esta nueva etapa, lo tendrán que estudiar los expertos la próxima semana. Que cansinos. Tanto reunirse para no tomar ninguna decisión en firme.

Dejen de posturear y céntrense en lo que importa, que no es medir el nivel de contagios, que ya son prácticamente inexistentes

Dejen de posturear y céntrense en lo que importa, que no es medir el nivel de contagios, que ya son prácticamente inexistentes, sino en evitar males mayores a la población dos años embozalada: de día, de noche, en la escalera de su casa, en la oficina y hasta en los momentos íntimos, si es que a alguno les queda aliento suficiente como poder meterse en harina, después de jornadas interminables sin oxígeno en sangre. Por la boca muere el pez. Nunca mejor dicho. Es intolerable que ni siquiera se haya mencionado el asunto estrella, el que toda la ciudadanía del planeta 'made in Spain' esperaba con cierta desesperanza. Y es que, después de tanto tiempo amordazados, no teníamos ni energía suficiente como para entusiasmarnos con la idea de vivir libres del tapa bocas. El «cuándo y el cómo» no son importantes, señorita Darias, esas cuestiones dejaron de ser relevantes. Por favor, un poquito de profesionalidad. Aprendan algo de sus socios comunitarios más aventajados.