En una de mis viejas antologías de cuentos de misterio y terror, la publicada por Labor en 1958, figuraba un relato extraordinario de Richard Connell, un escritor norteamericano bastante olvidado hoy en día, pero que tuvo un enorme éxito en los años cuarenta y cincuenta.

Guiones suyos fueron filmados por Frank Capra o Richard Thorpe y estuvo nominado a los Oscar en dos ocasiones. Aquel relato suyo que tanto me gustó se titulaba 'El juego más peligroso' e inspiraría, además de una adaptación radiofónica por parte de Orson Welles, una película, 'El malvado Zaroff', con Joel MacCrea como protagonista.

Ahora, el sello Reino de Cordelia recupera, con el título de 'El malvado Zaroff', aquel gran cuento de Connell, 'The most dangerous game', traducido al castellano por Victoria León.

Narra la historia de un cazador profesional, Sanger Rainsford, que cae al agua en el Caribe y nadando consigue refugiarse en una solitaria isla

Narra la historia de un cazador profesional, Sanger Rainsford, que cae al agua en el Caribe y nadando consigue refugiarse en una solitaria isla, propiedad de un militar y aristócrata ruso (Zaroff), quien reside allí con su siniestro sirviente, un gigantesco cosaco (Iván).

Zaroff, con maneras de perfecto caballero, explica a Sanger que ha cazado toda clase de presas, y que, cuando ya le aburría abatir elefantes, leones o búfalos, descubrió un nuevo «juego»: la caza del hombre.

Dicha cacería, o diversión, solo podía terminar de dos maneras: bien con la muerte de la presa, bien con su libertad. Esa misma noche, según comunica Zaroff a su invitado, comenzará el juego entre ambas partes. Él será, una vez más, el cazador, ayudado por Iván como siniestro ojeador; y Rainsford la presa.

En la siniestra figura de ese cazador de hombres que mata por deporte, por aburrimiento, como una forma de retarse a sí mismo o de pasar el tiempo podemos intuir fácilmente el arquetipo o precedente de ese otro militar ruso que hoy juega a la caza del hombre con ancianos, mujeres y niños; que, abusando de su fuerza y posición de privilegio, los persigue, hiere, tortura, despoja de sus propiedades, de su dignidad, y finalmente, si puede, los aniquila tan fría y despiadadamente como haría un animal salvaje.

Lo peor de la caza y de la guerra, del odio, la crueldad y la depredación: Zaroff, Iván, Putin.