La crisis generada por la pandemia ha marcado un cambio de ciclo en las políticas generales, pasando de un modelo austericida y de recortes, a volver a aceptar un mínimo pacto social.

La dignidad de las personas, y por tanto, su acceso a una vida moderadamente acomodada, parece ser de nuevo una prioridad de los estados. La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto que tanto la sanidad como la educación públicas, pilares esenciales del modo de vida europeo, necesitan una adecuada financiación y un adecuado reconocimiento a sus profesionales.

El profesorado aragonés sufrimos duros recortes en la anterior crisis. Recortes de salario y de condiciones laborales. En nuestro caso, además, esos recortes no solo afectan a nuestras condiciones laborales o de vida sino que afectan, también, a la calidad educativa.

Desde el cambio de ciclo que se produjo en 2015, cada comunidad autónoma ha ido revirtiendo aquellos recortes de un modo diferenciado. Una de las medidas que afectó a las condiciones de trabajo y la calidad educativa fue el aumento de la carga lectiva en el profesorado de secundaria y enseñanzas de régimen especial y la eliminación de las maestras y maestros de apoyo en infantil y primaria.

Desde 2015 las CCAA han ido recomponiendo esta situación de modo que solo quedamos cuatro comunidades autónomas, Aragón, Madrid, Murcia y Castilla la Mancha, sin un plan para devolver la situación al escenario anterior a la crisis de 2008. A este mantenimiento de los recortes se suman nuevas cargas de trabajo necesarias para implementar la innovación educativa, el mal llamado bilingüismo, la atención personalizada al alumnado, el exceso de burocracia y, próximamente, la acreditación de la competencia digital.

Esto hace que el profesorado ande extenuado por los centros educativos, sin tiempo, y a veces sin espacio, para encontrarse con sus compañeros y compañeras y hablar del día a día de las aulas que comparten, de las realidades que van encontrando y solucionando, perdiendo así uno de los pilares básicos de la educación, que es el trabajo en equipo.

Igualmente, con los recortes, al colectivo docente se nos bajó el salario, como al resto de personal funcionario. Cada comunidad autónoma ha ido mejorando el salario de sus docentes según sus prioridades. Lo hacen directamente, a través de los complementos autonómicos, o reconociendo determinadas funciones antes mencionadas, como la tutoría, la docencia bilingüe, o la participación en determinados programas educativos.

Aragón es la comunidad que está a la cola en retribuciones al profesorado, con una diferencia de unos 200 euros mensuales con comunidades limítrofes como Navarra o Castilla la Mancha. Durante los últimos 6 años no hemos puesto este tema encima de la mesa porque entendíamos que no era el momento. Pero siendo la 3º Comunidad Autónoma en nivel de vida y la 5ª en PIB per cápita, es un desprecio absoluto a la profesión docente que sigamos arrastrando los salarios más bajos del conjunto del estado.

Aragón también es la comunidad autónoma con mayor inestabilidad del profesorado. La tasa de interinidad en nuestra comunidad autónoma es del 40,29% mientras que la media del estado se sitúa en el 22,6%. Es un problema que también se gestó con los recortes. La normativa estatal impedía convocar oposiciones para cubrir las jubilaciones, defunciones o traslados.

CCOO, junto a otros sindicatos, llegó a dos acuerdos con el ministro Montoro, en 2017 y 2018, y a un acuerdo con el actual Gobierno, plasmado en el Real Decreto-ley 14/2021, para reducir la interinidad al 8%. En este tiempo, las comunidades autónomas han ido convocando a oposición suficiente número de plazas docentes como para rebajar la interinidad, que empezó por encima del 34% de media estatal, para situarla en el 22,6% comentado.

Sin embargo en Aragón, y según datos del propio Departamento, se comenzó con 2.910 plazas de interinidad estructural, –la interinidad total supera las 6.000 plazas– y nos encontramos en 2022 con 2.925 plazas. Es decir, seis procesos selectivos después el Gobierno de Aragón ha aumentado la interinidad estructural, situando a nuestra comunidad autónoma a la cola de la estabilidad docente.

La Federación de Enseñanza de CCOO hemos presentado un informe que refleja estos datos y que concluye que el profesorado aragonés somos el profesorado peor tratado de España. Si un docente o una docente cambia el conjunto de sus condiciones laborales por las de cualquier otra comunidad autónoma, mejora globalmente su situación.