El Periódico de Aragón

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Palique

El PP, futuro, pasado e ideas fijas

Elías Bendodo es ya uno de los hombres que más poder acumula en España. No es exagerado decir que Francisco de la Torre ha sido el único tapón que Bendodo ha tenido

Elías Bendodo, a la derecha, junto a Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra.

Será ministro. Y entonces se le barajará como candidato “a más altos destinos”. Siempre ha sido igual. Siempre, esté dónde esté, se especula con a qué ascenderá. Y asciende. Ya cuando era concejal, joven y afable, la comidilla política más repetida era si iba a ser o no candidato a la alcaldía de Málaga. Si iba a ser alcalde.

Pero al final, el destino le va a hacer un favor al haberle negado esa posibilidad. No es exagerado decir que Francisco de la Torre ha sido el único tapón que Bendodo ha tenido.

Elías Bendodo es ya uno de los hombres que más poder acumula en España. Número dos del Gobierno andaluz, presidente del PP malagueño, portavoz del PP andaluz y ahora número tres del Partido Popular de Feijóo. Empachado de futuro. Más vale que se multiplique. En un nuevo trabajo que tiene mucho de evitar divisiones.

El impulso que le proporciona ser tantas veces el dos, el tres, el aspirante, es indudable. Un impulso hacia el número uno quién sabe dónde. Quién sabe cuando. Nos barruntamos de qué.

El nuevo cargo le va a la medida. No tiene que ir de continuo a Madrid pero estará en la toma de decisiones de Génova. No abandona el ámbito regional ni la Consejería de Presidencia, de la que depende el reparto de la publicidad institucional, los medios públicos, las viceconsejerías, el CIS andaluz y una colección de entes y organismos que si no son el corazón sí son gran parte del cerebro, las vísceras y el centro de procesamiento de la Junta y de sus grandes decisiones. Bendodo tendrá pronto que renunciar a la presidencia del PP malagueñoMargarita del Cid, alcaldesa de Torremolinos, es su favorita. La prefiere a Francisco Salado, presidente de la Diputación, que tal vez, por el cargo que ocupa, sería el lógico sustituto. Tampoco hay que perderle vista para este cometido a Patricia Navarro, delegada del Gobierno regional en Málaga, con la que tiene muy buena sintonía.

El nombramiento de Bendodo es un guiño al PP andaluz, que afronta elecciones. Es la certificación de que el eje Galicia Andalucía va a ser clave en esta organización reseteada que dice mirar al futuro y ha organizado un cónclave en el que se ha reivindicado mucho el pasado. El pasado anterior a CasadoRajoy Aznar son los referentes. Casado fue un error, un niñaterío. Quién nos iba a decir que volverían ArenasTeófila Martínez o incluso González Pons (amigo personal de Juanma Moreno) a los titulares. El eje Galicia Madrid es poderoso. También por una cosa: es dar a entender que Madrid no es tan, tan importante. No es mérito menor escribir una crónica política sobre el PP, llevar casi quinientas palabras y no haber nombrado a Isabel Díaz Ayuso. Mandar es gestionar egos, Feijóo lo sabe y por eso, aunque tratará de encapsularla (la madrileña tiene más ambición que Bendodo) le da su sitio en este congreso. La halaga. Aunque también la iguala: su participación en Sevilla está incluida dentro de un foro coloquio en el que participan todos los presidentes autonómicos.

El PP sale reforzado de esta cita sevillana. Y no es un latiguillo es que estaba herido. Roto en una guerra civil por la ineptitud de Casado, su falta de liderazgo, sus bandazos, y la inquina de Ayuso por destruirlo y matarlo políticamente. Va diciendo que quiere ser ministro de Feijóo. Casado. Y el reto que tiene ante sí este PP es preparar una buena alternativa para las generales (de programa electoral se ha hablado menos en Sevilla que en Austria de las playas), alcanzar una posición coherente acerca de Vox y ampliar su campo de juego político. A ver si no va a ser al revés: Feijóo vicepresidente de Abascal. Sería cachondo-trágico. Y Casado ministro. Los congresos son un impulso de márketing. Se reflejará en las encuestas que seguramente se publiquen estos días y que se hagan este fin de semana. Eso en horas bajas del Gobierno. De la economía, mejor dicho. La receta del presidente gallego aún (o aún presidente gallego) es bajar impuestos. No para de repetirlo. Como si fuera un hombre de una sola idea. O de ideas fijas.

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