El Periódico de Aragón

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Juan Bolea

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Juan Bolea

Goethe y las nubes

Por una de esas raras casualidades racionalmente inexplicables, pero que nos invitan a reflexionar sobre alguna conexión perdida o secreta, estaba yo escuchando la canción 'Cirros Minor' de Pink Floyd cuando me puse a hojear 'El juego de las nubes 'de J. W. von Goethe, para encontrarme de golpe inmerso en su estudio de los cirros.

Este delicioso tratado del genio alemán, recién recuperado por Nórdica con traducción de Isabel Hernández e ilustraciones de Fernando Vicente, recoge las reflexiones de Goethe sobre el clima y sus observaciones acerca de las nubes. Comenzó a redactarlas en sus cuadernos de finales del siglo XVIII; durante la primera década del XIX continuaría registrándolas y extendiendo su capacidad analítica a muchos otros factores relacionados con el clima. Temperatura, presión, cirros, estratos, cúmulos… Desde cualquier parte de Alemania, Austria o Italia, allá donde se encontrase tomaba nota de la altura, color, densidad o movimiento de las nubes, tratando de descubrir los mecanismos de su formación, sus elementos, los motivos de su extinción en el cielo cuando las nubes dejan de verse sin dejar lluvia ni rastro, invisibles cuerpos o anticuerpos en nuestra atmósfera.

Tenía Goethe, y esto nos sigue resultando hoy particularmente llamativo, una cosmovisión según la cual la Tierra sería un ser vivo

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Tenía Goethe, y esto nos sigue resultando hoy particularmente llamativo, una cosmovisión según la cual la Tierra sería un ser vivo. Respiraría, espiraría, abriría al viento y al oxígeno sus heridas de fuego, sentiría, sufriría, padecería con las agresiones externas y se vengaría de esos ataques con sus armas más temibles; terremotos, inundaciones, tormentas, golpes de mar… Científicamente, esa visión se considera hoy obsoleta, pero no es menos cierto que de vez en cuando, en especial frente a los grandes desastres, el ser humano se sigue preguntando si no estará maltratando a su madre naturaleza, a la tierra que le acoge y alimenta, y a la que, al final de su existencia, inevitablemente volverá, para descansar en ella o sufrir con ella el maltrato de sus habitantes.

'El juego de las nubes' es, además, un ejercicio poético del genio de Goethe. Capaz, como Leonardo, como Newton o Einstein, de ayudarse con metáforas y figuras literarias a la hora de intentar explicarnos el universo.

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