Volverán las mantillas blancas a cubrir las cabezas de las Hermanas de mantilla. Volverán las jotas en la plaza del Pilar y volverán las palomas blancas surcando el cielo. Volverán los claveles blancos a adornar los Pasos, los instrumentos, los cetros y las manos de los cofrades de la Hermandad de Cristo Resucitado.

La mañana del Domingo de Resurrección es el feudo indiscutible de la Cofradía que porta tal título en su advocación. Sus hábitos blancos refulgirán luminosos y sus interminables terceroles azul celeste reposarán hoy sobre los hombros de los alegres cofrades que a cara descubierta parecen querer gritar: ¡Cristo ha resucitado!

Concluyen hoy nueve días que han resultado más intensos que de costumbre, nadie ha podido evitar, a lo largo de todos estos días, pensar en los dos años que las Cofradías no han podido procesionar... el día de hoy es una Resurrección en toda regla.

Hoy, la Virgen de la Esperanza y Cristo Resucitado tendrán su Encuentro Glorioso; en la plaza del Pilar, entre jotas y redobles, se despedirá una Semana Santa que, creo que no me equivoco si digo que a todos nos ha sabido a poco, se nos ha pasado muy rápido, la esperábamos con tanta ansia que no hemos podido exprimirle todo el jugo que habríamos querido.

Me quedo con imágenes en la memoria que llenarán estos próximos días mis momentos de melancolía, como la carita de los niños, tanto los que miraban extasiados las procesiones desde la acera, como los pequeños cofrades de nuestras secciones de bonetes; me quedo con la fraternidad, los abrazos, las lágrimas al final de cada procesión; me quedo con las predicaciones en la calle, con la gente en silencio, acabando con un Ave María o un Padrenuestro compartido por cofrades y público en general. Me quedo con situaciones curiosas, que siempre las hay, como esa chica de estilo emo-gótico que, maquillada cual vampiresa de sombra de ojos y labios negros, grababa una procesión con su móvil con lágrimas en los ojos, o esa pareja de chicas que bailaban al son de uno de los toques procesionales que amenizaban la noche.

Modo melancolía on desde ya mismo, comienza la que he venido en llamar la semana del suspiro, donde los cofrades en nuestras casas, en nuestros puestos de trabajo, en el bus... suspiraremos con la mirada fija en el vacío mientras nuestros dedos tamborilean en cualquier superficie. Comienza la semana en que muchos pasaremos por la, hasta hace poco abarrotada, plaza del Justicia y miraremos hacia la iglesia de San Cayetano esperando ver sus puertas abriéndose para entregarnos de nuevo un encuentro de fe con nuestros hermanos y nuestros Titulares.

Solo un año, solo falta un año para volver a sentirlo.