El Periódico de Aragón

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Emergencia climática

Termino de leer el n.º 156 de la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, de título: Crisis Energética (y de Materiales), y en cuatro de sus artículos, encuentro unos cuantos párrafos que me parecen lo más indicado para situar el momento actual de la Emergencia Climática.

Por tal motivo, me animo a reproducirlos a continuación, indicando sus autores, para insistir una vez más, en la ceguera de nuestros políticos y dirigentes ante la gravedad de la situación.

De acuerdo con el sexto informe del IPCC (Panel intergubernamental de expertos en Cambio Climático), de seguir con la trayectoria de emisiones de gases de efecto invernadero actual, se estima como muy probable, un aumento de entre 2,8 y 4,6 grados centígrados para 2100 (en comparación con la era preindustrial). (Óscar Carpintero y Jaime Nieto).

Están ocurriendo varios problemas ecológicos a la vez, siendo los más notorios: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, y el agotamiento de recursos naturales.

Cuando hablamos únicamente de crisis climática, estamos siendo simplistas; cualquier perspectiva que no contemple la totalidad del problema, es parte del problema.

Según WWF (Asociación internacional para la defensa de la naturaleza), el 29 de julio de 2021, nuestro planeta entró en números rojos al haber consumido todos los recursos que la Tierra puede producir en un año, traspasando así los límites biofísicos del planeta. En España, el día de esa «sobrecapacidad» fue el 25 de mayo. Es decir, que si todos los seres humanos vivieran como el español medio, necesitaríamos dos tierras y media para satisfacer nuestros niveles de consumo (Alejandro Quecedo de Val). La transición hacia un modelo energético basado en fuentes renovables, solo resultará viable con una reducción drástica del consumo de energía (y materiales). Solo puede plantearse como una transición fuertemente decrecentista. (Jorge Riechman).

El porcentaje sobre el uso de energía actual que podrían proporcionar las fuentes renovables, estaría entre el 30 y 40 %. (Antonio Turiel).

Los motivos que nos llevan a hablar de descenso (en el consumo) energético, pueden resumirse en tres elementos principales: 1) Reducción de emisiones para cumplir con los objetivos climáticos. 2) Límites minerales sobre la fabricación de tecnologías de energías renovables. 3) Situación futura de declive energético.

Analiza diversos escenarios y llega a unos resultados que suponen una transformación que afecta a cada rincón de la sociedad: la actividad económica, las relaciones de comercio internacional y las prácticas sociales entretejidas en la vida diaria, y sin embargo, los escenarios, comprensiones y paquetes de políticas públicas que dominan actualmente en el ámbito de la transición ecológica en la Unión Europea y el Estado español representan un enfoque que acentúa las desigualdades a nivel global, mantiene la lógica del crecimiento económico y profundiza las dinámicas de extractivismo de recursos sobre el Sur global.

Y sigue indicando que las transformaciones que necesitamos para el futuro inmediato tienen una orientación radicalmente diferente. En este proceso, la planificación del descenso energético a partir de estrategias de redistribución y justicia social jugará un papel esencial (Martín Lallana Santos).

Queda claro que la transición energética, y todas las transiciones sectoriales paralelas, deberían comenzar ya el próximo año, con un programa de reducciones progresivas de consumo para frenar el calentamiento global antes de 2050.

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