La Exposición Brujería y espiritismo de Mar Fanlo y José Manuel González deparó horas mágicas en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de San Mateo de Gállego.
Justo en el momento de su inauguración, la tarde primaveral se oscureció con negros nubarrones, como si los espíritus hubiesen sido convocados al aquelarre de su resurrección. En las imaginativas y técnicamente asombrosas fotografías de Mar Fanlo las jóvenes brujas de la modernidad conviven desde su sofisticada presencia con las viejas hechiceras y sus ámbitos y herramientas del oficio: escobas, pasadizos, criptas, mohosas cruces y sombras como fantasmas revelándose al fondo de las imágenes y rebelándose a su vez contra su invisible ostracismo. Esa materialización milagrosa de la carne espiritual, bendita o maldita, ora quemada en el infierno, ora admitida en los cielos hizo correr escalofríos entre los asistentes. Así como impresionaron los textos de José Manuel González que, a modo de haikus, ilustran las fotos de Mar Fanlo. Este microrrelato, por ejemplo, describe una fotografía del túnel con luz blanca que a veces abre una ventana a la agonía: «Los muertos saben el camino. Se dirigen con paso firme por el cilindro oscuro hacia la luz que los ciega. Arrastran vidas agotadas que tiran de ellos como si fueran anclas. Y solo los más fuertes, o los más tenaces, consiguen asomarse al otro lado, transformados, por fin, en energía pura».
El acto inaugural estuvo acompañado por un recital poético de dos voces jóvenes y arrasadoras: Rubén Martínez Moreno y Omar Fonollosa
El acto inaugural estuvo acompañado por un recital poético de dos voces jóvenes y arrasadoras: Rubén Martínez Moreno y Omar Fonollosa. Sus poemas, escritos con la audacia de la juventud, combinan los gritos y susurros de una nueva generación que busca en la poesía, en frase de Omar, no tanto el autorretrato como un espejo en el que reflejar la realidad. Vida real que, en verso de Rubén, «es como un niño con un arma en las manos». Porque, apostilla otro poema de Omar, «los muertos de Vietnam hoy mueren en Ucrania». Ocurriendo todo eso, según los arquetipos de Rubén, «en el puro teatro del tiempo». Ese mismo tiempo trágico y detenido que seguramente existe a espaldas nuestras, en el espacio invisible de la culpa, allá dónde, como en San Mateo de Gállego, suelen aparecerse, tras la estela de los versos, los espíritus y también de las brujas...
